Perdone usted si expresa su devoción en las procesiones de caperuzas, tambores y desfiles de la Legión elevando marcialmente un Cristo en la Semana Santa, pero este cronista sólo siente “ruido y furia/ sin ningún significado”, como el Macbeth, de Shakespeare.
Perdone usted, pero el cronista ve a los penitentes y a los picados o a los crucificados filipinos y no puede olvidar la imitación chiíta de la Semana Santa, la Ashura por la muerte de Hussein, en la que miles de fieles se autoflagelan salvajemente, mientras los sunnitas los vuelan con mártires suicidas.
El cronista estuvo una vez secretamente en una ceremonia del Ku-Klux-Klan en Atlanta, Georgia, que concluyó con una cruz quemada y algunos cucuruchos borrachos llorando, melancólicos, porque ya no podían linchar negros.
También recuerda a sus amigos supervivientes de la Revolución Cultural china, a los que los guardias rojos les colocaban iguales capirotes y les daban latigazos mientras los hacían procesionar por las calles leyendo como rezos las máximas del Libro Rojo de Mao.
Uno ve el agotamiento con el los porteadores ocultos bambolean esos pasos con escenas bíblicas en ricas maderas policromas y siente un estremecimiento estético y algo de miedo por si los forzudos se desloman. Pero no experimenta nada místico, ni siquiera oyendo saetas ni imaginando a las recatadas damas con cirios cuando mañana hagan top-less en la playa.
Y esas cornetas y miles de bombos y tambores en Aragón para “romper la hora” día y noche con el entusiasmo del insufrible Carlinhos Brown, un, dos, un, dos tres, y algo de la fingida seriedad de Buñuel: sadismo insoportable para tantos niños y enfermos,
Este país ama el ruido y la furia envueltos en sadomasoquismo porque todas las festividades, en realidad, son variantes de las fallas y de los carnavales, según cree este cronista al que no debe hacérsele mucho caso porque seguramente es el idiota Benjy que creó William Faulkner recordando a Macbeth.
Desde otro contexto, terminé hablando de ello aquí:
http://www.lafraseprogre.com/2007/08/hay-que-buscar.html#comment-872587289
Acaba diciendo:
"¿Qué hay entonces capaz de acabar con tanta agresividad de sabios, políticos y tramoyistas de la farándula? Quizá la capacidad de sentir lo ajeno como algo que también te crucifica. ¿Qué es un maketo? ¿Qué es un moro? Conoce al otro el que por amor se deja crucificar por él. Lo contrario es la ideología, que consiste en preferir una idea a un ser humano, enfermo, imprudente e ignorante como cualquier ser humano.
Lo contrario de la ideología es la cruz. Quien desee plenificarse en lo humano habrá de implorar. La cruz nuestra de cada día, dánosla hoy, danos también la oportunidad de descubrir que al amar te sabes amado desde mucho antes, de resucitar en esa cruz de amor y ahora contraindicaciones para estomagados.
El progre estomagado que vuelva de sus vacaciones en Yemen y haya llegado hasta la última afirmación, hablará de dolorismo, masoquismo, tenebrismo, medievalismo y no sé quéismo, pues carece de sensibilidad para este horizonte discursivo. Y es importante no cargarle de razón, pues todo cristiano que no pone su dolor ante la cruz del crucificado idoliza el propio dolor.
Dicho brevemente, cruz sólo la hay ante Dios, de ahí que asumir semejante cruz exija reconocer la sobreabundancia de amor allí donde abundó la miseria y de ahí también que pecado sólo los haya asimismo ante la cruz y de que talada esta sólo quede un promontorio desde donde contemplar la tragedia de los errores - ajenos - recortada sobre el forrillo del escenario, en un horizonte de finitud
La tragedia o la comedia de los errores; edad bifronte presidida por un Jano de escayola cuyos rostros no reflejan ya, como antes, la risa y el llanto sino más exageradamente el frenesí y la desesperación o más mezquinamente la diversión y el tedio. Esto no es una excepción. "
Tiene usted de edad para saber de lo que habla, eh.
Publicado por: H. | domingo, 12 abril 2009 en 00:34