Antiguamente los malos estudiantes de bachillerato o los medioces que deseaban obtener un título universitario acudían con jamones y gallinas a casa de quien firmaba las actas; pero ahora las coimas se practican especialmente entre catedráticos y profesores titulares universitarios para obtener plaza de profesor ayudante.
Ahora, cada catedrático por oposición o profesor titular de cualquier universidad tiene pululando a su alrededor con amor endogámico hasta una docena de familiares y enchufados.
Por ello en España hay 12 alumnos por profesor universitario, cuando la media de los países de la UE es de 17 alumnos, y 15 en las envidiables Harvard, Yale, Oxford o Cambridge.
Gran número de esos enseñantes se ha titulado y dan clases gracias a catedráticos que, por razones personales, ideológicas o espirituales los colocan como ayudantes: como ocurrió con José Luís Rodríguez Zapatero en la Facultad de Derecho de León, actividad que incorpora al curriculum.
Entre los recomendados y protegidos hay algunos buenos profesores; pero también una enorme masa de incompetentes que apelan a sus derechos de militancia o antigüedad para mantenerse en los cargos.
Difícilmente llegarán a catedráticos, y menos dentro de los cánones de Bolonia, aunque todavía para acceder a esos puestos se regalan jamones políticos y se reciben consignas de la facción.
Pero hay más: los profesores enchufados se empeñan en abrir nuevas facultades. Convencen a las autoridades locales para que presuman de instalar una en cada pueblo. Y al enchufado, un doctor ágrafo, lo convierten enseguida es rector.
Por eso los informes para la adaptación al proyecto Bolonia dicen que en España hay facultades con menos de diez alumnos en cada nuevo curso.
Los profesores para fiarse incondicionalmente son los antiguos maestros y catedráticos de instituto, y los ilusionistas como el Profesor Abis, nada por aquí, nada por allá
a día de hoy la universidad española no tiene ni presente. El futuro pasará por ser "institutos" en los que intentar enseñar ortografía y algo de historia a estudiantes despistados a los que sus papás quieren ver con un título. Por eso de enchufarlos en su empresa y que no se note mucho el enchufe
Publicado por: Nemigo | sábado, 18 abril 2009 en 17:07