Es desconcertante la conducta de Barack Obama, que muestra su autoridad ordenando matar a los secuestradores del capitán mercante Richard Phillips, pero que se inclina piadosamente ante el Guardián de los Santos Lugares islámicos y rey de Arabia Saudita, Abdelaziz bin Saudo, cuando entre jefes de Estado sólo los monarcas católicos hacen lo mismo ante el Papa
Luego, reacciona suavemente ante el agresivo Irán crecientemente nuclearizado y ante Corea del Norte, que lanza provocativos misiles de largo alcance y rompe el acuerdo de no fabricar armas nucleares.
También es condescendiente con el castrismo y con el caudillismo de Chavez, lo que resultaría positivo si no fuera que este tipo de autócratas lo toman por débil, se crecen y después fustigan a quien los trata de iguales.
Obama comienza a hacer recordar a otro presidente del partido demócrata mezcla de buen corazón, ingenuidad y torpeza, Jimmy Carter, entre los años 1977 y 1981.
También llegó sonriendo, muy compadre y con verbo tan eficaz como el de Obama: era un buen predicador en su iglesia bautista de Plains, Georgia.
Entonces quedaba aún mucho joven estadounidense vinculado al “haz el amor, no la guerra”, consecuencia del fiasco de Vietnam, curiosamente iniciado por el progresista Kennedy y concluido por el reaccionario Nixon.
Esa bondad carteriana, y las provocaciones sin respuesta al imperio provocaron el cambio del dictador reformista Sha de Irán por el Ayatolá Jomeini, que involucionó al medioevo islamista y alentó la larguísima y humillante toma de rehenes estadounidenses en su embajada.
Como contraste, Carter convertía al tirano Pinochet en garante de la entrega del Canal de Panamá a ese país.
Aún más, Fidel Castro, que le había prometido falsamente enviarle a los presos políticos, le facturó 125.000 cubanos, los “marielitos”, casi todos delincuentes y enfermos mentales.
Yo no estaría muy preocupado, Obama no es Carter. Son tan diferentes como lo pueden ser un estúpido (Carter lo fue y lo sigue siendo) de un oportunista (Obama, que no es ni de lejos estupido). No obstante, habrá que esperar acontecimientos, pero creo que más de uno se llevará una sorpresa.
Publicado por: escocés | lunes, 20 abril 2009 en 23:41