La herriko taberna de Lazcano, en Guipúzcoa, destrozada con una maza por un joven como protesta contra el bombazo de ETA que destrozó su piso en febrero, ya está abierta para enriquecer ideológica y económicamente con alcohol las tesis terroristas.
Los españoles de ambos sexos suelen resolver en un bar, alrededor de una copa, los problemas mundiales, aunque el principal empeño de los hombres es discutir de fútbol.
La excepción se da en las herriko tabernas, donde los parroquianos se enchispan exclusivamente para dar vivas a Euskal Herria y a los asesinos terroristas.
Como los beneficios de las tabernas se le ingresan a la causa etarra, según los tribunales, el mayor borracho resulta ser el más patriota, que también se vuelve muy violento: todo el discurso político y físico batasuno es producto del alcohol, su verdadera seña de identidad y de conducta.
Los patriotas radicales salen fogosos de las herriko tabernas en avalanchas contra los que consideran sus enemigos, arrasando todo lo que tienen delante: la primera resaka de la herriko taberna es la kale borroka.
La relación entre la bebida y las tesis independentistas ha sido poco investigada por politólogos, sociólogos, psicólogos y psiquiatras.
Aunque también deberían analizar una variante del caso: la del creciente número de abertzales que dejan de beber pero que en lugar de pasar por Alcohólicos Anónimos se convierten al islam.
Según el diplomático, especialista en el mundo musulmán y diputado del PP Gustavo de Arístegui, hay centenares de batasunos conversos a los que la ausencia de alcohol no los vuelve más pacíficos, sino que los lleva hacia las variantes más radicales del islamismo.
Cabría suponer, pues, que el nacionalismo radical privado de alcohol es en realidad la variante religiosa de Al-Qaeda readaptada al País Vasco.
Don Manuel, a su muy sagaz exposición sobre la motivación del terrorismo etarra le falta una conclusión,a mi entender, para que sirva de guía al mundo: pongamos tabernas clandestinas, una especie de speak easy, en los paises musulmanes, y transformemos en terroristas batasunos a los islámicos.Sería el triunfo de la igualdad.Todos terroristas, todos borrachos, todos a la cárcel. Y los moros, que deben estar sedientos después de tantos siglos de ley seca, nos harían ricos.Saludos.
Publicado por: Miguel Higueras. | domingo, 26 abril 2009 en 11:02