Cuatro de los diez mejores cocineros del mundo son españoles, pero su prestigio es individual y no producto de una escuela, estilo o tradición nacional: se lo han ganado ellos mismos, dos catalanes y dos vascos, Ferrán Adriá, el número uno, Ferrán Roca, Andoni Luís Idúriz y Juan Mari Arzak.
Aunque le moleste a los nacionalistas de ambas regiones, los cocineros seleccionados por los grandes medios especializados, el último de ellos el británico “Restaurant Magazzine”, son presentados como Spanish, only Spanish.
Y como fuera de España se desconoce eso de Galeuscat --Galicia, Euskadi y Cataluña-, además de que la principal cocinera gallega quedó descartada tras servir vieiras extraídas ilegalmente de un área contaminada, resulta que para los extranjeros este viejo país es una unidad nacional.
Pero que no explota esa característica como hacen los políticos y empresarios franceses, que usan su famosa cocina para multiplicar las exportaciones de sus productos de alimentación.
En Nueva York, que es hoy la capital mundial de la gastronomía, Francia ha conseguido prestigiar centros como el The French Culinary (frenchculinary.com), que en su expansión incluso ha colocado a la potente cocina italiana como parte subsidiaria de su oferta de especialidades gastronómicas. Quizás pronto lo haga con la española si no se le adelanta alguien desde aquí.
Además, la Alianza Francesa posee un departamento lúdico-educativo llamado “Art de Vivre”, que junto a joyas o cosméticos presenta catas de vinos y de otros placeres bucales.
Algunos de los mejores restaurantes estadounidenses son de José Andrés, el cocinero asturiano tan famoso allí como Adriá, pero España, en lugar de montar un Arte de Vivir propio que exporte miles de productos nacionales, instala embajadas regionales, como las catalanas de Carod-Rovira, creadas para la carcajada universal. Aunque la risa, ciertamente, también alimenta.
NO ME PARECIÓ JUSTO
Me pareció una injusticia que defenestraran a Toñi de vicente, porque era una gran cocinera, un número uno. No creo que adquiriese las vieiras si supiera que estaba contaminadas. Se las vendieron y tuvo la desgracia de que eran malas.pero los mismos se las vendieron a muchos más cocineros y ni una palaba sobre ellos. ¿Serían hombres? El que engaña es el culpable no el que compra. si se las vendieron más económicas, no es para desconfiar, los que engañan lo saben hacer muy bien.A mi me parece que los grandes cocineros que ponen unas "pijaditas" en los platos, por mucho que le llamen de "diseño" y quedas con hambre;es una forma de estafar por el enorme precio que te hacen pagar. Por mí, una y no más.Si pagas una barbaridad, por lo menos que te den de comer...
Publicado por: Pepa | domingo, 26 abril 2009 en 21:23