Enternece observar la entusiasta reacción de políticos y periodistas europeos tras la visita a Munich este fin de semana del vicepresidente de Obana, Joe Biden, para exponer la política exterior estadounidense.
Los fans de Obama dicen que “Biden tiende puentes”, “consagra el multilateralismo”, “escucha a todos” y añaden un sinfín de frases alabando la bondad de la nueva Administración washingtoniana.
No quieren descubrir que el dúo Obama-Biden usa las maneras del policía bueno que releva al malo, Bush, como otra técnica para mantener el liderazgo estadounidense en el mundo.
Los europeos olvidaron que Bush empezó con iguales ademanes, frases e ímpetus de buena voluntad y equilibrismo ente norte y sur, este y oeste, cristianismo, judaísmo, islam o agnosticismo.
La gran diferencia es que Obama no ha sufrido un 11S, los ataques a las Torres Gemelas y a otras instalaciones que cambiaron la percepción estadounidense del mundo y agriaron temporalmente el carácter optimista de su nación.
En la Conferencia de Seguridad de Munich el vicepresidente, un halcón demócrata que siempre estuvo más cerca de los republicanos que de Obama, ratificó que instalará en Centroeuropa el escudo antimisiles proyectado por Bush y rechazado por Rusia, y advirtió en contra de las intenciones nucleares de Irán.
Pero lo hizo con ese tono suave del policía bueno. El malo ya no está, aunque si la delicadeza no triunfa, dentro de cuatro años volverá otro malo, quizás peor que Bush.
En EE.UU. siempre ha habido presidentes modelo Baby Bush o modelo Obama. En el último medio siglo los Bush se llamaban Eisenhower, Nixon, Ford, Reagan, y Daddy Bush, y los Obama eran Kennedy, Johnson, Carter y Clinton.
Fueron muy parecidos, aunque con sus buenas palabras el policía bueno hizo algunas guerras más que el policía malo.
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Nota sobre los comentarios:
El autor de la página cerró por error el acceso a los comentarios. Debo dar las gracias a quienes me lo advirtieron escribiéndome al correo electrónico. Pido perdón por este fallo.
Manuel Molares do Val
Con el republicano Eisenhower se concertó el armisticio de la guerra de Corea iniciada bajo el demócrata Truman.
El republicano Nixon acabó la intervención en Vietnam, iniciada bajo el democrata Kennedy y enconada por su sucesor y correligionario Johnson.
Los Bush--padre e hijo--por lo menos no dejaron las guerras que iniciaron--ambas en Irak--a sus sucesores demócratas Clinton y Obama.
Lo que los republicanos empiezan, lo terminan. Lo que empiezan los demócratas tienen que terminarlo los republicanos.
Publicado por: Miguel Higueras | jueves, 12 febrero 2009 en 12:05