España está demostrándole al mundo entero la grandeza que atesora, y que parecía haber desaparecido tras la derrota de los Tercios de Flandes en Rocroy, en 1643, cuando se inició una decadencia estética, moral y económica que, como demuestra José Luís Rodríguez Z, era sólo aparente.
Pueblo señorial y orgulloso, el español siempre tuvo quien le diera su timbre de gloria, Viriato, Fernando III, Isabel y su marido Fernando --el Príncipe de Maquiavelo--, Carlos I, un poco Carlos III y, por fin, tras mucho autoritarismo y guerracivilismo, Rodríguez Z.
En 1898 los EE.UU. le usurparon a España sus últimas posesiones en América y Filipinas, pero ahora, en un gesto de grandeza, España vuele a demostrar que es más que nadie, que nos sobra el dinero: Z le da a la ONU mil millones de euros para combatir la pobreza del mundo, y cuando los roben los corruptos administradores que los reciban, daremos más, porque España y yo somos así, señora, escribió Marquina.
Con estos gestos nadie puede creerse que haya un 14,3 por ciento de parados, y creciendo aceleradamente, casi un millón de familias con todos sus miembros en desempleo y ocho millones de pobres, según Caritas.
Ningún país en esa situación podría ser tan rumboso, debiendo sumarse además lo que entregan por todo lugar al que viajan nuestras ministras, que van repartiendo oro a manos llenas, con señorío-señoría, aquí estoy yo.
Z ordena ¡consumid, consumid!, y José Blanco asegura que el país va estupendamente porque quedan tiendas y restaurantes abiertos, aunque, sobre todo, bancos: igual que decía Fraga durante el franquismo para demostrar lo bien que vivíamos entonces.
Hemos recuperado el señorío, albricias, aunque nos echemos migas de pan por nuestros ajados jubones para ocultar que no hemos comido.
Culto e irónico con maestría. El post de hoy.
Publicado por: Tellagorri | martes, 03 febrero 2009 en 17:38