Geert Wilders, diputado holandés del Partido de la Libertad, ha sido expulsado de Londres por provocar “odio racial” cuando iba a presentar, invitado por la Cámara de los Lores, su película Fitna, con terribles imágenes del fanatismo islamista.
Wilders compara el Corán con el Mein Kampf de Hitler, pero cualquier judeocristiano puede hacer igual paralelismo con el Pentateuco o Torah, los cinco libros iniciales de la Biblia, que, obedecidos hoy, nos someterían a horribles teocracias.
Viviríamos como en sociedades islámicas en las que se impone ese Corán que, sumándole los hadizes, o dichos de Mahoma, forma la doctrina que justifica tantas sangrientas dictaduras religiosas, como las de Irán o Arabia Saudita.
Gozamos de libertades, y no es por “cristianofobia”: si el judaísmo y el cristianismo no hubieran pasado por la libre interpretación y la crítica de la razón y de la ilustración, estaríamos aún bajo las guerras de fe que dañaron nuestro mundo durante siglos.
Pues, atentos: decir lo mismo sobre el islam puede costar ya en el Reino Unido la expulsión y acusación penal de propagar “odio racial” e “islamofobia”.
Aunque racialmente nada tenga que ver un paquistaní étnicamente indio llegado de Barcelona que pone bombas en La India, con un árabe como Bin Laden, con un norteafricano del 11M, o con un terrorista sudanés: sólo los une una religiosidad enloquecida.
La Inquisición islamista en Gran Bretaña ha logrado imponer la idea de que oponerse a su religión se considere racismo, incluso una declaración de guerra, mientras odiar al cristianismo puede ser progresista. Inquisición que provoca la expulsión de Wilders: llaman a Londres, con razón, Londonistán.
Qué diría Blanco White (Sevilla, 1775- Liverpool, 1841) que huyó de la Inquisición española a Inglaterra, viendo ahora a su país adoptivo bajo la Inquisición islamista.
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Miguel Higueras describe en su blog Entre Andorra y Gibraltar el poco heroísmo, la ventajista forma de matar que tienen los cazadores urbanos como Garzón y Bermejo, miembros de pelotones de fusilamiento de animales.
Para quienes desconocen las monterías Higueras las describe en su post Garzón y la épica de la caza.
Lo peor es lo que sucede en su propio país, donde se formó un gobierno de democristianos, socialdemócratas y extrema derecha cristiana para que ninguno de los dos partidos liberales entrase en la coalición. Un giro hacia el socialismo en lo económico y también en lo social, y por supuesto hacia el apaciguamiento de los islamistas en nombre del diálogo.
Publicado por: libertymad | domingo, 15 febrero 2009 en 21:15