Está surgiendo una kale borroka de nacionalistas gallegos que si no fuera porque puede matar a cualquiera inspiraría ternura antropológica, como los coros y danzas o el machismo aldeano con el que el matón parroquial provoca pelea con los demás mozos retándoles “¡A quen me de un pau doulle un peso!”, a quien me de un palo le doy un duro.
La Kaleborrokiña, podemos ponerla en diminutivo porque todavía es inferior a la vasca, aunque quizás pronto haya que darle el nombre real, continúa la vieja tradición de los rapaces sádicos que lapidaban vacas de cualquier pobre vecino hasta matarlas, o la de los alegres borrachos que tiraban recién casados al río.
Es la vuelta al ruralismo más agreste y sobre todo brutal, aunque se disfrace de aura intelectual para rechazar la modernidad que temen.
Los varios centenares de violentos que agredieron en Santiago a los manifestantes de Galicia Bilingüe el pasado fin de semana son tipos endogámicos y acomplejados, que cualquier persona medianamente analítica descubre como anodinos, pesados, monotemáticos, borrachines, algo drogados y poco duchados, con frecuentes patologías sicológicas que si no se atienden enseguida resultarán peligrosas para ellos mismos y para los demás.
Algunos de los más activos portan genes violentos heredados de cercanos antepasados franquistas y suelen pertenecer a los linajes que siempre están del lado que da los palos, en Galicia el del vencedor. Otros lo hacen para vengarse de sus antepasados: tienen complejo de Edipo; tratan de salir del medio fascista que los crió, pero a él vuelven.
Quienes conocen personalmente a algunos kaleborroquiñas enseguida observan que, aunque dicen defender el idioma gallego, quieren expresarse, malamente, en portugués.
No lo hacen por amor a Portugal y a su idioma: es que, teniendo complejo de inferioridad ante el resto de los españoles, creen que serían una élite dentro del mundo lusófono.
Cuando descubran su poca importancia, también en Portugal, rabiarán más.
Como siempre genial y dando en el clavo, descubriendo que personas son.
Publicado por: Otero | jueves, 12 febrero 2009 en 19:07