Un llamativo titular del diario “La Prensa” de Nueva York decía el domingo, 4 de enero: “Los Reyes Magos toman la Gran Manzana”, y algo similar aparecía en nueve de los principales periódicos hispanos de EE.UU., incluyendo “La Raza” de San Francisco y “La Opinión” de Los Ángeles.
Hay algo además del idioma que quedó de España en toda América: la festividad de los tres Reyes Magos, que estaba desapareciendo en la tripa de Santa Claus, pero que ha renacido con creciente fuerza entre los niños de familia hispana.
Emoción y rito que en España compite también contra Santa, y ahora contra rivales sacados de un folclore reinventado en regiones con nacionalistas que quieren erradicar toda tradición ensambladora de la nación.
Los Reyes tienen fuerza renovada en distintos países latinoamericanos, lo que podría atribuirse a la buena imagen en ellos de la monarquía española. Ahora los niños latinos tienen las dos fiestas y dobles regalos con Santa, que en España es Papá Noel, y los Reyes
Pero lo sorprendente es el caso de EE.UU., donde la presencia de los Magos se ha generalizado entre latinos, en parte debida a la reciente alianza de los principales medios escritos hispanos, antes rivales, en un proyecto común llamado Impre (impre.com).
Unos son de origen puertorriqueño y centroamericano en Nueva York, cubano en Florida o mexicano, en Texas y California. Hace pocos años mantenían una fría relación por la rivalidad de sus respectivos orígenes nacionales.
Pero los ha cohesionado el dinero de la publicidad, asociada para un mercado que camina hacia los cincuenta millones de consumidores crecientemente bilingües.
Y todos, a diferencia de España, buscan lo que articula su carácter e intereses comunes, no lo que los separa.
Y aquí están los Magos, que hasta presentan recetas unificadas para el roscón de Reyes, un placer bucal para quienes hablan español exportable para los hablantes de inglés. Roscón bilingüe.
De momento, en España parece que se mantiene la tradicion de los Reyes Magos, incluso en Madrid, donde la Concejal de Cultura año tras año, hace desaparecer de la iluminación navideña cualquier resquicio de índole cristiana; la cabalgata tradicional continua celebrándose con todo esplendor pero quizá se tiende al exceso carnavalesco con tanta carroza y tanto confeti, quedando Sus Majestades, auténticos protagonistas de la fiesta, un tanto disminuidos.
En las provincias vascongadas, una figura rural y bastante sórdida, EL OLENCHERO, quieren que desplace a Santa Claus, Papa Noel y a los Magos; de momento, no lo consiguen, de momento, aunque las nuevas generaciones, malcriadas en las ikastolas y con el cerebro lavado por los talibanes nazionalistas cada vez se ven mas alejadas de la tradición cristana-española y del mundo libre.
Publicado por: De | lunes, 05 enero 2009 en 20:28