Quienes creían en el cambio prometido por Barack Obama deberán adaptarse a la idea de que su actuación se regirá básicamente por la línea política, económica y militar que le lega George W. Bush, como se comprueba analizando su equipo de gobierno.
Sus primeros pasos como presidente electo lo acercan más a ese Bush que al demócrata Bill Clinton, e incluso hacen recordar al republicano Ronald Reagan por su decisión de reducir impuestos para crear riqueza.
En política exterior quizás mejore la imagen de su país en África y el mundo musulmán como hijo de un keniata polígamo que le puso por segundo nombre Husein, nieto de Mahoma.
Pero poco más hará: su principal ayudante, el jefe de su gabinete, es Rahm Emanuel Israel, de doble nacionalidad estadounidense e israelí, e incluso exsoldado del país del cercano oriente. No parece que Obama vaya a ser favorable a Hamás.
Quizás mejore las relaciones con Cuba, una medida periodística y propagandística, pero de importancia menor: los Castro ya están amortizados, por lo que un abrazo de Obama sólo acelerará el final del régimen. Y una Cuba capitalista dotará de pies de barro a Chávez y a sus aliados americanos.
El secretario de Defensa será Robert Gates y el encargado de la guerra de Afganistán el general Petraeus, que venció a Al-Qaida en Irak: eran nombramientos personales de Bush.
Hillary Clinton, su Secretaria de Estado o Joe Biden, su vicepresidente, apoyaron la guerra de Irak, y aunque Obama cierre Guantánamo, sus presos, a los que define como “muy peligrosos”, terminarán en otros penales, o bien vigilados.
Rodríguez Z pisará la Casa Blanca, tocará al Mesías, y España se inclinará más abajo que nunca ante un reciclado presidente: Barack Bush Obama, el perenne “self-made-man” americano.
ZP cambia con una facilidad que asombra, desde el hecho de no levantarse ante el paso de la bandera de USA hasta hacer jenuflexion ante el nombramiento de Obama al que ya antes de incorporarse al gobierno le hace encargos cual si se tratase de recados a un amigo cuando realiza un viaje.
A partir de ahora y, si no ya lo vereis, todo lo que se haga en USa estará comprendido y bendecido por ZP.
Ya no habrá errores y cuando le pida que aumente las tropas en Afganistas o donde a EE.UU. le convenga, será conveniente, legal y hasta barato.
Bueno, ahora recibirá alguna bofetada (que no ha recibido con Bush) pero será cariñosa. Ha´brá que justificarla de manera que sea posible.
Cuando Obama apoye a Israel, que lo hará, a ZP le faltará el tiempo para criticar a Hamas y alabar la democracia Israelí.
A partir de ahora ya no necesitará más civilizaciones ni más fiascos, tendrá un amigo fuerte " de la champions leage".
Publicado por: Progre engañado | lunes, 19 enero 2009 en 23:12