Quienes resucitaron a Franco para hacerle perder la guerra civil y procesarlo como asesino destruyeron gran parte de la idea generalizada de la bondad republicana y la maldad absoluta del dictador.
Al desenterrar reiteradamente a Franco décadas después de su muerte no pudieron evitar que mucha gente joven se preguntara por qué en 1969, en la oprobiosa cárcel de Carabanchel, había solamente a unos sesenta presos políticos, y por qué el dictador murió de viejo tras 36 años de poder bastante tranquilo.
La resurrección de Franco para condenarlo nuevamente, alimentada por hijos de franquistas con complejo de Edipo, dibujaba los 36 años del dictador como tiempos de terror inacabable, cuando este duró desde 1939 hasta 1949, y luego fue atenuándose.
Y al acusar a Franco de genocida similar a Hitler, como hizo el juez Garzón, reaparecieron con fuerza las tesis compensatorias de Stanley G. Payne, Ricardo de la Cierva, César Vidal o Pío Moa, que culpan de la guerra al izquierdismo revolucionario.
Afirman que desde 1934 las revoluciones en Asturias y Cataluña iniciaron los sangrientos golpes de estado izquierdistas que incitaron el levantamiento franquista.
Una teoría que mucha izquierda quisiera silenciar: la socialista y exdirigente comunista Cristina Almeida, de importante familia franquista, reconoció que quemaría los libros de esos autores.
En esta situación, la mayoría de los españoles formados tras la Transición y la amnistía entre los beligerantes cree que los dirigentes de ambos bandos eran igualmente sanguinarios y que, por cobardía, comodidad o agradecimiento, pocos se opusieron a Franco tras la guerra.
Ahora, quienes han resucitado al dictador han perdido la nueva confrontación. Lograron que la República aparezca como un régimen insensatamente anárquico y Franco menos malo de lo que realmente fue: como reincidan lo harán menos malo aún.
Por goleada, Manuel. El gentío, que siempre cree lo que la moda del momento o el adoctrinamiento de los medios induce, empieza (como bien dices) a pensar que porqué del odio de tanto "rojo zapateril" a un personaje desaparecido cuando eran bebés.
Y para colmo, los blogs van mostrando los antecedentes familiares de tanto odiador de tiempos pasados y no falla : Todos o casi todos son hijos de franquistas destacados.
Y, para más inri, los mayores críticos de esas progresías procedentes del franquismo son los que estuvieron en la cárcel por ser antifranquistas de verdad. verbigratia, Enrique Múgica, Jon Juaristi, Federico Jimenez Losantos, Sanchez Dragó, Nicolás Redondo padre, Pío Moa, etc. etc.
Publicado por: Tellagorri | lunes, 24 noviembre 2008 en 19:39