En la izquierda tomaron como gansada de la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, su afirmación en TVE de que Franco había hecho política socialista.
¿Y si la provocativa afirmación fuera bastante cierta? Porque la política social de las dos primeras décadas del franquismo estaba más cerca del socialismo real que del capitalismo.
Recordemos que en los años 1930 las ideologías más expansivas en Europa se autoproclamaban izquierdistas, incluyendo las fascistas.
El PSOE defendía entonces la dictadura del proletariado y, aunque le asustaba, estaba fascinado por el éxito de la URRS; y los comunistas dependían directamente del Moscú estalinista.
El fundador del fascismo, Mussolini era un socialista radical, y los militantes de base del nacionalsocialismo-nazismo procedían del socialismo, del comunismo, del fascismo y del nacionalismo (como los actuales lepenistas y los socialnacionalistas regionales aquí).
Izquierdas tradicionales y fascismos, pues, rivalizaban con ofertas parecidas: economía planificada, estabilidad en el empleo, seguridad social, casas baratas, pensiones y educación universal.
Precisamente, la ausencia de esos objetivos definía el capitalismo de EE.UU., a pesar de afrontar importantes reformas sociales con el programa del New Deal (1933-1937) de Roosevelt.
Deberían analizarse desapasionadamente los paralelismos entre el comunismo y el socialismo de Largo Caballero, Negrín o Prieto, de un lado, y la doctrina falangista de Primo de Rivera, del otro, porque izquierda y lo que resultó ultraderecha atraían a militantes de base socialmente parecidos.
Franco aplicó parcialmente el “Estado Social Nacionalsindicalista” de la Falange, y creó un sistema de seguridades laborales que competían con las comunistas y que resultaron, finalmente, menos empobrecedoras.
Pasado el tiempo, y con el desarrollismo de los años 1960, el franquismo fue renunciando al fascismo camino del capitalismo.
Sí: inicialmente la España de Franco era más parecida a la URSS que a EE.UU. Aguirre tiene bastante razón.
Sí, de acuerdo.
Pero hay que pensar también en las políticas socialdemócratas que se instalaron en la las democracias europeas occidentales después de la Segunda Guerra Mundial. Hasta con gobiernos democratacristianos. Hago referencia claro está, a Dinamarca, Suecia, Noruega, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Francia y Holanda.
Saludos
Francesc
Publicado por: Francesc | martes, 18 noviembre 2008 en 18:52