Ni una sola de las 114 azoras con las 6.236 aleyas del Corán decreta la lapidación a la que sometieron hace unos días a Asha Ibrahim Dhuhulow, de 14 años, quien tras ser violada fue acusada de adulterio por sus violadores y ejecutada por orden de un tribunal islámico somalí.
Ante hechos así muchos musulmanes y supuestos progresistas occidentales aseguran que el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, no establece ese castigo ni es más cruel que la Biblia judía.
Pero los judíos no están obligados a obedecerla en todos sus extremos, y el cristianismo, al añadirle el Nuevo Testamento con la figura del Jesús, tornó crueldad por amor, aunque los cristianos desobedecieran frecuentemente esa doctrina.
El caso de Asha Ibrahim Dhuhulow y de tantos asesinatos religiosos que se dan en los países musulmanes se atribuyen a costumbres bárbaras de algunos pueblos, alegando que el Corán no los ordena.
Pero el islam, además del Corán, se basa en un compendio sagrado inseparable, los Hadices, o dichos de Mahoma recogidos por personas cercanas al profeta y convertidos en doctrina.
Hay decenas de millares. Son como refranes aplicados a todo lo divino y lo humano. Con ellos y las exégesis de estudiosos islámicos, más la tradición, se forma la Sunnah: ahí es donde aparecen el peor machismo, las crueldades y los castigos brutales; hasta los terroristas islámicos acuden a la Sunnah para autojustificarse.
Finalmente, y con la unión del Corán y la Sunnah, surge la Sharía o Ley Islámica, más o algo menos brutal según las diferentes escuelas o sectas que la aplican, aunque para pequeños conflictos ocasionalmente resulte útil.
A la niña Asha le aplicaron la Sharía vigente entre los fanáticos islamistas somalíes. La exdiputada holandesa y exmusulmana también somalí Ayaan Hirsi Ali conoce bien estas historias, porque ella fue testigo y víctima de ellas.
Al divulgarlas comete islamofobia, crimen que para muchos musulmanes radicales llega a merecer la muerte.
Pero también para supuestos progresistas occidentales la islamofobia es un delito tan grave que debe ser perseguido legalmente, igual que el antisemitismo --que llevó a los judíos al exterminio--, como propuso Rodríguez Z en Ankara, durante su reciente estancia en Turquía.
¡Qué horror!
Publicado por: Francesc | lunes, 03 noviembre 2008 en 16:15