Parece inexplicable que el campeón mundial de la democracia y de los derechos humanos, José Luís Rodríguez Z, sea el gran protector de la dictadura cubana, a la que defiende en la UE enfrentándose a otros socios que rechazan el comunismo por haberlo sufrido.
Esa actitud, entre otras, lo ha aislado en situaciones como la cumbre de la OTAN en Bucarest, donde quedó solo y avergonzado, mientras los demás mandatarios charlaban en grupo.
Z iba a situar España, como si no lo estuviera entonces, “en el centro de Europa, junto a Alemania y Francia”. Pero cuando se celebran grandes cumbres a las que antes iban los mandatarios españoles, esos países lo ningunean: debe ser que nos sacó de nuestro continente y nos colocó en África y Asia, los de los miembros de su Alianza de Civilizaciones.
Mendiga ahora alguna silla auxiliar en la próxima reunión que diseñará la futura economía internacional y se humilla ante Bush pidiéndole caridad con el sarcástico apoyo de los británicos, a los que insultaba por estar en Irak al lado de EE.UU.
Tras entrevistarse con Z hace unos días, el famoso periodista del International Herald Tribune Roger Cohen lo definía como un relativista de valores democráticos poco firmes.
Relativista, será, pero podría ocultar un pícaro egoísmo con el que halaga a quienes tienen petróleo, como los árabes, o lo van a tener muy pronto, como Cuba.
Ahora complace a los árabes –quiere llevarlos a su lado a las cumbres internacionales— y les vende deuda pública española sabiendo que muchos de sus dirigentes, políticos y religiosos, reclaman Al-Andalus para el islam.
Y a la vez va sabiéndose que Repsol ha encontrado ingentes cantidades de petróleo en la zona cubana del Golfo de México, cuyo volumen e importancia trata de minimizar de momento la compañía. Fuentes estadounidenses calculan unas reservas mínimas de 90.000 millones de barriles: aproximadamente, las actuales conocidas en EE.UU.
Quizás por encima de los valores democráticos Z piense que “Lo que es bueno para Repsol es bueno para los españoles”, aunque ahora la petrolera sufre la ofensiva de la presidenta Cristina Fernández (de) Kitsch-ner, dispuesta a nacionalizar YPF, la parte argentina de de la empresa. La nueva Evita sabe que enfrente tiene a un Gobierno español débil e internacionalmente irrelevante.
Lo de Repsol recuerda el relativismo aquel de “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para los americanos”, que decía en 1953 Charles Wilson, el secretario de Defensa estadounidense. Claro que Z no es, no, el presidente Eisenhower, ni siquiera Carter.
Con el tema del petróleo de Guinea Ecuatorial nos la jugaron los franceses mientras nosotros íbamos de quijotes defensores de la libertad.
Con el (probable) boom petrolero cubano volveremos a salir trasquilados.
Y lo peor es que en el tema del (también probable) boom petrolero en aguas canarias nos trasquilarán una vez más: en esta ocasión será Marruecos.
Tenemos una casta política dirigente con una cortedad de miras en política exterior difícilmente igualable.
Publicado por: Irómeno | jueves, 23 octubre 2008 en 18:16