Estamos dejando que sólo los periodistas deportivos comenten la pequeña guerra civil desatada en Barcelona el pasado domingo cuando los Boixos Nois, aficionados radicales del Barça, atacaron con bengalas a los del Espanyol.
Hacen falta también los análisis políticos. Porque aquello no fue una agresión de unos espectadores a otros, algunos de los cuales podrían haber muerto, sino la violencia del nacionalismo excluyente contra un supuesto enemigo, otro nacionalismo.
Fue el acto bélico de un grupo no poco numeroso que se cree el representante genuino de Cataluña contra otro más débil.
Débil, e incluso buenista: para congraciarse con el catalanismo, en 1995 rebautizaron el club como Espanyol eliminando la histórica ñ del Español.
Y la situación debe verse como la de una tribu con una ideología política que se expresa mayoritariamente en catalán atacando a otra porque todavía habla mayoritariamente castellano.
Este asalto tribal tienen todas las características de las guerras civiles y muestra el estado de ánimo de ciertos grupos sociales, los más fanatizados y activos, y que hostigan aún sabiendo que pueden matar.
El fútbol es solamente el medio que facilita el enfrentamiento. Incluso en Sevilla o Madrid hay un embrión de guerras civiles entre tribus deportivas rivales, que serían sangrientas si esas regiones fueran independientes.
Ocurre en el País Vasco, con las guerras históricas entre los equipos de Bilbao y San Sebastián, y en Galicia, con los odios entre Vigo y A Coruña ocultos tras sus dos clubes.
Todo esto demuestra que hay un estado de ánimo cultivado por las tribus que generan los nacionalismos.
Y que podría terminar, aunque se erradique la violencia de los estadios, con una guerra civil entre los de la misma ideología nacionalista matándose por demostrar quién ama más a la patria.
Como los islamistas que rivalizan matándose unos a otros para demostrar quien de ellos es más fiel a Alá.
AGRADECIMIENTO
Estas Crónicas Bárbaras están convirtiéndose es mucho más interesantes de lo que creía su autor cuando comenzó a escribirlas. Y tanto o más que por sus escritos, por la participación de lectores inteligentes, de elevada formación, corteses y con sentido del humor.
Sin ánimo de halagar a sus comentaristas el cronista reconoce que con frecuencia aparecen mensajes que le descubren nuevos aspectos de los temas tratados inicialmente. Algunos llegan desde comunidades autónomas con otro idioma aparte del castellano, y de otros países.
El único problema que aparece cuando el escrito no está en castellano es que, por muy brillante o inteligente que sea la exposición, buena parte de quienes entran en la página no leen el mensaje porque les supone un esfuerzo inesperado.
Recomiendo el uso de los excelentes traductores automáticos que están en la red para quien desee leer esos textos, pero recomiendo más el uso del castellano como idioma común.
Esta página es en un lugar de encuentro libre a todas las ideas y también a las recriminaciones hacia su autor o hacia otros comentaristas siempre que no contengan insultos o groserías.
Desde que se abrió a los comentarios, hace unos tres años, en sólo tres ocasiones se han retirado comentarios, dos de ellos hace unas horas, por contener groserías de sumo mal gusto.
Quiero darle las gracias, pues, a todos y cada uno de los comentaristas, estén o no de acuerdo con lo que escribo. Poco a poco voy aprendiendo de ellos y, desde luego, descubriendo otras perspectivas.
Pasen adelante todos quienes entran aquí, apodérense del lugar y siéntanse libres para exponer sus ideas, por muy diferentes que sean de las del cronista.
no pienso que quien acude a un campo de fútbol a gritar y hacer gestos obscenos represente a nadie en la sociedad. Las pintadas que se ven por las paredes NO son significativas del sentir y opinar de la población. La representatividad es otra cosa
Lamentar también que usuarios y lectores de post no tengan la suficiente cintura, humor y saber estar para valorar las opiniones, críticas y aveces desafortunadas opiniones de algunos
Todos podemos aprender si escuchamos e intentamos comprender. Quien sabe, quizá los que se equivocan (nos equivocamos) nos demos cuenta y rectifiquemos
Publicado por: Nemigo | martes, 30 septiembre 2008 en 18:07