La Iglesia Anglicana acaba de disculparse públicamente por haber rechazado hace 150 años las teorías evolucionistas de Charles Darwin, pero la venganza darwinista ha sido rápida: la “Royal Society” (RS), la Academia de las Ciencias británica, hizo dimitir a su director de Educación, el biólogo Michael Reiss, por defender la evolución, pero también el creacionismo.
Claro que Reiss, aparte de científico, autor de veinte libros y profesor en la Universidad de Londres, es pastor anglicano, función que conocía la nada espiritualista RS cuando le encargó dirigir su área educativa.
Reiss dijo en una reciente conferencia que los evolucionistas no deben despreciar a quienes, además de la evolución, apoyan el creacionismo, porque para él hay evidencias que compatibilizan la ciencia y la creación divina.
La prensa varió el sentido de sus palabras –reconoció The Times— al asegurar que había solicitado que se enseñaran conjuntamente evolución y creación, lo que provocó una reacción furibunda entre miembros de la RS que exigieron su destitución.
Tras la hostilidad de muchos cristianos a la evolución, ahora poco influyentes, han cambiado las tornas y los que persiguen a quienes resaltan los huecos físicos y especialmente metafísicos de su teoría son los darwinianos radicales.
Los evolucionistas más militantes son ya tan doctrinarios como los antievolucionistas anglicanos anteriores a Reiss, aunque no pueden explicar la existencia de un espíritu humano superior a la progresión de una ameba o de un mono.
Sorprendentemente, la Iglesia Católica, que persiguiera a Galileo por afirmar que la Tierra giraba alrededor del Sol, nunca prohibió los escritos de Darwin, acaba de convocar para marzo un congreso internacional en Roma bajo el lema: "Evolución biológica: hechos y teorías”.
El profesor Reiss podrá denunciar allí, ante el Vaticano, la inquisición darwinista, ¡quién lo diría!
En este caso me gustaría hacer mías las palabras del famoso físico y matemático Freeman Dyson:
"La Ciencia y la Religión son dos ventanas a través de las cuales la gente mira, intentando descubrir el gran universo ahí fuera, intentando comprender por qué estamos aquí. Las dos ventanas ofrecen visiones diferentes, pero miran al mismo universo. Ambas ventanas son parciales, ninguna es completa. Ambas omiten detalles esenciales del mundo real. Y ambas son merecedoras de respeto.
El problema se produce cuando ciencia o religión reclaman jurisdicción universal, cuando el dogma religioso o científico afirma ser infalible. los creacionistas religiosos y los materialistas científicos son igualmente dogmáticos e insensibles. Su arrogancia ha llevado a ciencia y religión a entrar en disputa. Los medios exageran su número e importancia. Los medios raramente mencionan el hecho de que la gran mayoría de gente religiosa pertenece a denominaciones moderadas que tratan a la ciencia con respeto, o el hecho de que la gran mayoría de los científicos tratan a la religión con respeto en tanto la religión no reclame jurisdicción sobre cuestiones científicas"
Publicado por: Irómeno | sábado, 20 septiembre 2008 en 19:53