Muchos ciudadanos se indignaron al saber que numerosos independentistas catalanes se manifestaron provocativamente hace unos días en Barcelona sólo para quemar banderas españolas al grito de “Ultrajemos a España”.
Este cronista ha hecho todo lo posible por entrevistar a la agraviada, pero España no ha contestado a ninguna de sus llamadas, a pesar de haberla reclamado respetuosamente por llanuras, montes y ríos.
El cronista diría que ese silencio demuestra el desinterés de España por quienes la insultan. Si ni siquiera se ha molestado en provocar un terremotillo de indignación o un hundimiento que denuncie la corrupción de los políticos nacionalistas, como en el Carmelo. Nada: a España no le importa que la insulten.
Aunque esas ofensas le afectan a los españoles más emotivos, de los que esos secesionistas esperan reacciones iracundas que no deben dárseles porque cuando nadie les concede importancia se sienten fracasados y terminan pegándose entre ellos mismos, lo que resulta muy hilarante.
España pensará para su corteza, manto y núcleo terrestres que esos tipos están locos, que insultarla es como rebuznarle a la luna, igual que los asnos. Y a la luna, la verdad, no le importa nada lo que le digan esos equinos de carga que ni siquiera son caballos.
Quienes habitan este país deberían observar a estos insultadores con igual estoicismo que el territorio agraviado: mientras no agredan a sus habitantes no presentan peligro alguno.
Que sigan rebuznando para que, en lugar de indignarse, la gente se ría ante y de ellos viendo como se metarfosean hasta acabar a cuatro patas, momento ideal para darles un azucarillo, ponerles freno, silla y estribos y cargarlos de fardos, como es su función: unos excelentes asnos, el emblema patriótico que han creado para oponerlo al bravo, pero sacrificial, toro español.
No se equivoque usted don Manuel, estos majaderos son el embrión de las SA del nacionalsocialismo imperante en Cataluña. Sólo hace falta crear y aprovechar el momento adecuado para que de la violencia verbal pasen a la física.
Publicado por: Irómeno | viernes, 22 agosto 2008 en 20:11