Lluís Suñé es el primer político español cuyo izquierdismo se metamorfoseó en supremacismo nacionalista y xenófobo sin saberlo, y que sale del armario mostrándose como naciente neonazi.
Mutación anticipada por otra especie hermana, la comunista francesa, que casi llevó al Eliseo a Jean Marie Le Pen, líder del Frente Nacional.
Este Le Pen catalán no llega del derechismo, sino del izquierdismo como fracasada cabeza de lista de ICV en Tarragona para las elecciones generales, pero ahora es concejal de esta Izquierda Unida que gobierna Cataluña en coalición con el PSC y ERC.
Su anuncio con unos niños en un basurero, uno con el sexo al aire, pidiendo con supuesta ironía la solidaridad catalana para los extremeños, es ya muy conocido.
Lo interesante es saber que tal promoción en Alemania, Suecia o EE.UU. provocaría el procesamiento de Suñé como pornógrafo infantil y como agente propagandista del neonazismo. Además es un claro antisemita.
Nazismo entre nosotros: poca gente quiere darse cuenta de los cambios de objetivos y de métodos en los que están cayendo tantos izquierdistas españoles, especialmente los de las comunidades llamadas históricas.
Recuérdese que el elemento definidor de la izquierda es el dogma inamovible de que el rico explota al pobre: la lucha de clases.
Siendo imposibles ya las revoluciones en Occidente para corregir esta situación, las izquierdas aceptaban que las democracias compensaran a los pobres con impuestos de los ricos.
Pero la esta izquierda neonacionalista apoya a los ricos de su zona geográfica, de su región, frente a los pobres de otras comunidades. Abandona la lucha de clases y crea la lucha de clanes.
Sin lucha de clases no hay izquierda pura, aunque sí su sucesora socialdemócrata. Pero en cualquier caso estamos ante una izquierda pequeñoburguesa, nacionalista, de comunistas aprovechados, de dogmáticos iluminados, de espíritu de oenegés y, como Hitler, de astrólogos y místicos antisemitas.
Consecuencia: estamos ante unos auténticos neonazis.
Estoy completamente de acuerdo en su artículo Sr. Molares, pero también he de decir, que estoy harto de ver como algunas regiones de España, dilapidan constantemente las ayudas que de otras regiones más ricas reciben, y que tanto esfuerzo cuesta de ganar a estas últimas. Por número de habitantes, es decir, cantidad de votos, ciertas regiones reciben el oro y el moro de otras, que por sus ideales políticos se alejan más del gobierno central.
Es para mi inexplicable como Andalucía goza de ayudas como el PER, siendo la región de España que más inmigrantes recibe para trabajar. Ver como en infraestructuras algunas regiones recibieron el AVE, como paso con Sevilla, cuando los verdaderos motores económicos del País, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra… tienen mucho que esperar hasta poder ver terminadas algunas de sus principales autovías, más de una década después. Todo eso Sr. Molares, hace que los ideales nazis, separatistas, y el enfado se genere en estas tierras aun con más fuerza.
Como Alicantino he visto a mis agricultores lamentar enormemente cuando la “pedrea” (granizadas), las “heladas” de primavera, la falta de lluvias, dañan sus cosechas, o cuando muchos “compraban el agua” en las subastas, para regar de noche porque era más barato. Muchos de mis compañeros de clase cuando niño, pasaban la noche regando con sus padres las viñas. Todo ese esfuerzo era mucho, y de aquellos beneficios económicos otros se nutrían para descansar a la fresca, tras tomar unas tapitas y unos vinos en el bar, diciendo que no había trabajo. Y ahora ni siquiera agua les quieren dar.
Sr. Molares, estoy de acuerdo con usted, pero es también mucha la insolidaridad y pillaje de algunas regiones pobres de España para con otras más ricas, así como el sabotaje de muchos políticos Españoles, sean de la región que sean, según sus propios intereses.
Valencia por su apoyo al gobierno central siempre ha recibido una enorme cantidad de dinero para entre otras cosas hacer la INUTIL Ciudad de las Artes y las Ciencias, y eso tampoco me gusta. Los Valencianos necesitamos cosas más importantes que aseguren nuestro cada vez más debilitado tejido industrial.
Además, me canso de ver como Alemania está dando tantas ayudas a países como España, y ver lo que los míos hacen con todas esas ayudas. Como el lino.
Demasiadas injusticias que claman, y que algunos como estos nazis bien saben usar a su favor.
Publicado por: Gaspar Payá | martes, 05 agosto 2008 en 07:39