Rusia y China se han opuesto a las tímidas sanciones que proponían los países occidentales contra el régimen de Robert Mugabe, el corrupto dictador de Zimbabwe que reprime y mata de hambre a buena parte de los doce millones de habitantes del país.
Los mismos países y la Liga Árabe se han opuesto también a que el Tribunal de Justicia Internacional capture y juzgue por genocidio en Darfur al presidente sudanés, Omar al-Beshir.
Cientos de miles de personas han sido asesinadas ya por las tropas sudanesas y las milicias aliadas, y 2,5 millones más pueden morir de hambre y atacados por las mismas fuerzas armadas.
Son monstruos que, como Mugabe, comenzaron como héroes de la independencia o de la lucha contra el colonialismo: parece de ley que los salvadores revolucionarios se conviertan en tiranos peores que los anteriores.
Los defensores de estos genocidad acusan a occidente o a George W. Bush de actos criminales peores con guerra de Irak.
Una equiparación incorrecta porque el dictador iraquí Sadam Hussein ya había matado en guerras o con su represión, a dos millones de personas, al menos. Había usado armas químicas contra su propia población y arrasado un país, Kuwait.
La invasión –al margen de su justificación en las armas de destrucción masiva—había sido inducida por los iraquíes víctimas de Sadam, que pedían ayuda, y la mayoría de los muertos los produce la lucha étnica y sectaria religiosa. Y el petróleo sigue siendo iraquí y administrado por iraquíes.
Mientras, Mugabe y al-Beshir son asesinos con todo el poder en sus países, dedicados a aterrorizar y matar a sus pueblos.
Son los Sadam Hussein antes de su caída, quizás más crueles. Pero están protegidos por fuerzas poderosas y nadie puede hacer justicia con ellos.
No des ideal Manuel, que como te lean los nazionalsocialistas (conocidos como psoe), pronto a estas naciones las incluyen en su alianza de civilizaciones, a dichos matones les invitan a la Moncloa y la vicepresi corriendo planifica un viaje para informar a las mujeres de los arenes de los respectivos presidentes, de cómo en España (gracias a ella), ya es consentida la poligamia islámica y demás costumbres respetables que allí profesan con las mujeres.
Un cordial saludo
Pablo el herrero
Publicado por: | viernes, 08 agosto 2008 en 18:32