Cuando detuvieron hace unos días en Suiza a Hanibal Gadaffi por pegarle brutalmente en un hotel a dos de sus servidores, la opinión pública europea desconocía que el octavo y más joven hijo del líder libio Muammar el Gadaffi sólo seguía las costumbres de su cultura: pegarle al inferior es algo habitual en muchas sociedades no occidentales.
Quien conozca África habrá visto que es costumbre maltratar al personal de servicio, especialmente a los servidores desde niños en casa del amo, los criados. Las criadas suelen ser, además, esclavas sexuales de la familia.
El servilismo del personal del Rey marroquí o hacia los mandatarios de cualquier área del continente se debe a que mantienen una jerarquía de origen religioso que acepta el esclavismo.
Hace ahora dos años que durante la guerra del Líbano entre Israel y los fanáticos de Hizbolá varios periodistas descubrieron que los libaneses ricos había huido, pero encerrando a los criados en las casas. Si nadie destruía casas y servicio, estarían limpias y habitables a la vuelta.
Son elementos de la vida cotidiana en las sociedades sobre todo orientales. Aunque en España todavía a mediados del siglo pasado quedaban vestigios del secular maltrato al servidor, que continúa en ciertas clases sociales latinas; aunque con menos crueldad que en los países orientales, sobre todo, de nuevos ricos petroleros.
No solemos contarlo los periodistas, centrados sólo en las grandes noticias, cuando muchos detalles así retratan a las sociedades y a sus miembros.
En realidad, los malos tratos al inferior han acompañado a los humanos hasta hoy. Haberlos abandonado muestra la superior evolución occidental y el retraso de culturas que, aunque dispongan de todos los avances científicos y técnicos, mantienen las jerarquías establecidas por sus dioses, especialmente por Alá.
Y la represalia de Gadafi?
Canceló los contratos de petroleo con Suiza y detuvo a ciudadanos suizos dándoles trato de "ilegales".
Una vez mas se confunde el Estado con el patrimonio personal, y la Patria con su persona
Publicado por: José Javier | miércoles, 30 julio 2008 en 19:30