Álvaro Iglesias, alias Nanysex, un depredador sexual de niños, acaba de ser condenado solamente a 58 años de prisión, y a saber cuántos cumple, sin que la Audiencia de Madrid que lo juzgó haya aprobado la castración que él mismo solicitaba y que seguramente le sería muy útil a todos.
Según los siquiatras, este hombre de 26 años que trabajaba como canguro, padece una “parafilia de tipo pedófilo” incurable.
Pero para mostrarnos antifranquistas y ser comprensivos con los criminales a los que perseguía cruelmente el dictador, elaboramos en 1995 un Código Penal llamado “de la democracia” plagado de agujeros para que se cuelen tipos como Nanysex.
Con el Código franquista el depredador habría sido condenado a centenares de años de prisión, aunque también saliera pronto a la calle, pero en todo caso muchos más que el actual, que reduce el castigo a esos 58 años.
Aunque violó y/o abusó de quizás a medio centenar de niños menores de cinco años, sólo se le juzgó por cinco casos. Y se le condenó no por violación, sino por agresión sexual, delito inferior según el Código elaborado por Juan Alberto Belloch durante el último gobierno de Felipe González.
El Código franquista de 1973 consideraba violación cuando la víctima tuviera menos de 12 años o estuviera privada de sentido o enajenada: pese a su origen dictatorial, esa tipificación se homologaba a otras europeas.
Pero Belloch, tenía que ser superprogre. Su artículo 178 sólo considera violador a quien “atentare contra la libertad sexual de otra persona con violencia o intimidación”, y como con los bebés los Nanysex no necesitan ser violentos, resulta que no violan.
He aquí el brutal resultado, nada progresista ni justo: a los pederastas, además de no castrarlos --químicamente, y por tanto con efectos reversibles--, los condenamos poquito para que salgan pronto para volver a las suyas. Se diría que en 1995 había legisladores con “parafilia de tipo pedófilo”.
Cadena perpétua para Nannysex
Publicado por: | viernes, 25 julio 2008 en 19:32