La preñez de la ministra de Defensa no debe incapacitarla para ordenar el rescate de los marineros españoles secuestrados por piratas somalíes, igual que hizo hace una semana Sarkozy tras negociar con un grupo de ellos y destruir después la base que utilizaron para apresar un velero francés.
Una mujer embarazada puede ser tan animosa y tan indómita como cualquier varón: la historia está plagada de heroínas.
Aunque, ¿permitirá Z que unos legionarios o infantes de marina ataquen a los piratas tras liberar a los cautivos, como hizo París, para que no vuelvan a secuestrar a ciudadanos españoles? Porque esa es la única vía para amedrentar a los piratas.
Caminando con dificultades, pero dignamente, ante los soldados en Afganistán, o gritando ¡Viva España!, o ¡Capitán, ordene firmes!, Chacón parece una mujer fuerte. A falta de otras referencias, algún almirante o general habrá recordado a su propia mujer, cuyas órdenes cumple él con temerosa disciplina: las almirantas y generalas mandan en sus maridos con la energía adecuada.
Chacón mostró una fuerza de la que parece carecer su jefe, Rodríguez Z, quien al darle órdenes a los soldados lo hace con talante dulzón, desmayado, bamboleándose como un adolescente miedoso y vergonzoso.
El problema de la defensa de España es el de quien no sabe dar órdenes contundentes, no por embarazo maternal, sino mental, pusilanimidad e inseguridad.
El problema es quien, para evitarse problemas, se echa atrás ante cualquier peligro.
El problema es depender que quien se aísla de los líderes de los países de nuestra alianza militar, como Z en Bucarest: achicado, incomunicado, incapaz de defender los intereses españoles.
En Bucarest Chacón habría hablado con cualquiera, en inglés como una almiranta o generala, y seguramente habría salido de allí con la cabeza alta, no abochornada ni al escape.
Enhorabuena por la fina ironía del artículo señor Molares. Tiene usted razón en todo lo que expresa (en todos sus matices), y yo, al menos, además me he reído muchísimo. Muy muy bueno.
Comentar que a mí no me parece razonable que una embarazada lleve un ministerio. En esto parece ser que no me entiende nadie, me dicen que es un gran gesto de Z. Yo, por el contrario, creo que hay toda una vida antes del embarazo y después de que tenga el niño unos meses, para ser ministra (además, inevitablemente en verano tendrá que haber ya un ministro “interino”). Las empresas (financiadas en este punto por el gobierno), deberían ayudar en ese momento, y desahogar a la mujer de trabajo durante y después del embarazo, si quieren que se mantenga la natalidad. A través de este gran gesto de Z, intuyo que mis compañeros reciben el mensaje de que debo ser supermujer hasta en el embarazo. He visto mujeres peligrando sus empleos por baja antes del parto, algo cada vez mas frecuente al aumentar la edad de la madre. Ellos me dirán: si Carme embarazada es ministra de defensa, tú es que eres una floja. Me refiero a no exigir tanto a la mujer, es agotador.
Sobre el viaje de Carme a Afghanistán, hay que tener en cuenta que a los 6 meses y medio de embarazo o 7, dependiendo de la compañía, a las embarazadas no se les permite coger un avión. Por supuesto, no debe pasarse por los arcos ésos porque emiten radiación. En fin, no sé que hacía Carme en Afghanistán embarazada de 7 meses, es peligroso, y un pésimo modelo a seguir, a mi entender (aunque pedagógico para Z). Ya sé que ella lleva su equipo médico, pero una mujer profesional o militar cualquiera no puede llevarlo. Y ahora, con el secuestro del atunero, embarazada de 7 meses, yo me moriría si estuviera con la responsabilidad de la Chacón. Por cierto, observamos que se le dio triple cobertura en los medios españoles al secuestro del barco francés que al del barco español. Qué cara más dura. Aquí no pasa nada si no interesa.
He leído algo muy razonable sobre este tema de la ministra: la persona idónea hubiese sido Soledad López, Secretaria de Estado de Defensa hasta el momento, con experiencia en gestión de la Administración pública, y un amplio conocimiento del Ministerio y de las FAS desde la base. El problema es que Soledad no es mediática, pese a que en el ámbito militar se daba por casi segura Ministra cuando Alonso se fuese. Y la política de Z busca siempre, antes que la eficacia o la buena gestión, el efecto publicitario, los fuegos artificiales. Chacón sí es mediática (y con su embarazo más), y por eso ha sido elegida, aunque del tema militar no tenía ni idea (aquí sabe uno de vivienda, del ejército, o de igualdad, así de un día para otro). No importa la gestión pública. Importa el titular del periódico del día siguiente. Y los grandes gestos que quedan sólo en la superficie.
Publicado por: queridanónima | viernes, 25 abril 2008 en 00:08