Recordemos “Los gritos del silencio”, película que evocaba en 1984 los tres millones de asesinatos cometidos entre 1975 y 1979 por los jemeres rojos en Camboya, entonces Kampuchea.
Y reviviremos así a Dith Pran, fotógrafo e intérprete del jemer al inglés, divulgador de aquel genocidio a través de Sydney Schanberg, uno de los mejores premios Pulitzer que trabajó para el New York Times.
Dith Pran acaba de morir a los 66 años en New Jersey, donde residió desde su huida del país de los millones de muertos silenciados. Sin él esos asesinados por Pol Pot y sus revolucionarios comunistas sólo serían una dudosa leyenda.
Exterminios que eran exageraciones para tantos periodistas que no supimos encontrar los campos de la muerte ni detectar el horrible terror de la población.
Que no ahondamos en la guerra ideológica y geopolítica entre China, apoyando a los jeneres rojos, y la URSS, aliada del Vietnam que había expulsado poco antes a EE.UU., y que redujo aquel horror derrotando a los jemeres.
El cronista se incluye entre quienes, habiendo estado allí, no supieron detectar el genocidio. Las visitas estaban controladas hasta el último metro cuadrado y nadie quería hablar francés, idioma de la vieja colonia proscrito por los jemeres. Había que trabajar con intérpretes de intérpretes encadenados en hasta cuatro idiomas.
Además, al cronista le costaba creer, como a tantos antifascistas, que el comunismo pudiera ser infinitamente más terrible que el peor franquismo.
Tampoco lo creía el propio rey de Camboya, Norodom Sihanuk, exiliado en Pekin y amigo de este cronista.
Casi todos estuvimos ciegos ante algunas de las masacres más extraordinarias de la historia universal, y un hombre sólo, Dith Pran, nos mostró el siniestro horror al que llegó aquella ideología que prometía salvar a la humanidad.
>... *nadie quería hablar francés*, idioma de la vieja colonia proscrito por los jemeres.
Eso debería haber sido una pista de que no todo el monte era orégano.
Publicado por: Marzo | domingo, 06 abril 2008 en 15:10