Quizás la presidenta madrileña deba sugerirle a sus mayores valedores en los medios de comunicación, Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos que sean menos esperancistas: la están perjudicando con sus ataques frontales a Rajoy.
Le guste o no a la izquierda y a parte de la derecha, ambos influyen sobre una parte notable de los votantes del PP: pongamos como hipótesis no muy desatinada que en la mitad, unos cinco millones de ciudadanos.
Otra mitad, al menos, cree que su partido no debe seguir las ideas o sugerencias de ambos periodistas, a los que no quiere darles la razón, aunque la tuvieran. Pese a que apoyan mayoritariamente la hipótesis de ambos de que ETA participó en los atentados del 11M.
Tenemos, pues, a medio PP en contra de Aguirre, unos por rechazo a los comunicadores que la respaldan y otros porque apoyan a Rajoy.
Y a algo más de la mitad del electorado español, que es el zapaterismo y sus cercanos, enfrentados a ella por razones ideológicas.
Entre tanto, obsérvese el giro que están dando los siempre antipopulares medios del grupo PRISA. Presentan a Mariano Rajoy como la derecha responsable y cabal, cuando hace mes y medio, hasta las elecciones, lo señalaban como un peligroso ultraderechista.
Resumiendo: tres cuartas partes del electorado español está en contra de Aguirre, mientras que Rajoy provoca menos rechazo, de momento.
El gran problema de Aguirre es que, habiendo hecho de Madrid la CC.AA, más próspera y libre de España, además de la más solidaria con los desfavorecidos y los inmigrantes, está enfrentada, además de a la izquierda, a medio PP: el que comienza a atribuirle sus logros al alcalde Ruiz-Gallardón, enemigo de Ramírez y Losantos, y crecientemente cercano a Rajoy: ¿su delfín?
Mira, Manuel, a mi Esperanza me cae sinceramente bien, me parece una política con talla (si no la que más de España) y está claro que Madrid se acerca día a día a Londres, a New York o a Amsterdam mientras, por ejemplo, Barcelona cada día es más provinciana y cateta. De todas maneras estoy convencido que Esperanza no llegará a ningún lado, y que incluso le tirarán "desde dentro" del PP.
Será muy fuerte en Madrid, invencible, pero me parece que las resistencias que despierta (entre otras razones, por las que citas) la haran quedar a mitad de camino. Lamentablemente.
Publicado por: Retroferran | martes, 22 abril 2008 en 20:30