Conforme se hace vieja, hay gente que va volviéndose más sincera, como Jordi Pujol, que al llegar a los 78 años reconoce por fin que durante la República y la Guerra Civil, “en Cataluña se mató a mucha más gente de derechas y de misa que de izquierdas".
Afirmación que debería incluirse en textos de historia para que no se santifique a los españoles de un solo bando, ocultando que entre esos santos había también muchos asesinos: tantos como en el otro bando.
A las generaciones educadas bajo el franquismo se les enseñaba que los vencedores habían liberado al país de las hordas rojas. Y los hijos de los vencidos aprendían que las hordas azules habían asolado el país.
Tras la Constitución de 1978 los derechistas quedaron marcados como herederos de Franco. Los dirigentes izquierdistas y nacionalistas aparecieron como víctimas, cuando en las zonas del país que dominaron hasta su derrota no fueron menos crueles que los jefes fascistas.
Ahora, algún anciano como Pujol y los historiadores emergentes desapasionados, como el aún joven pero ya mítico Anthony Beevor, dictaminan que si hubiera triunfado la República, que terminó controlada por Stalin, la dictadura comunista habría sido incluso peor que la franquista y económicamente mucho más desastrosa.
Gran parte de la obra de George Orwell –Homenaje a Cataluña, Rebelión en la granja, 1984 y sus diarios sobre le Guerra Civil--, es fundamental para entender los totalitarismos del siglo XX. Se basaban en sus experiencias en la Cataluña que recuerda ahora Pujol.
Por eso, a la vejez, verdades: hace falta que los supervivientes de ambos bandos y sus allegados digan por fin toda la verdad. Y que el propio Pujol siga diciendo otras verdades qu aún oculta.
Los ancianos, personalidades sumamente respetadas en tantas culturas, tienen mucho que contarle o enseñarle a la gente guiada solamente por mitos prefabricados.
Ya solo falta que Pujol explique que el nacionalismo catalan es un invento de los politicuchos catalanes para controlar el cotarro presupuestario del terruño catalonio, y que no beneficia a nadie salvo a las familias de la elite politica catalana.
Publicado por: Sanders | sábado, 12 abril 2008 en 01:39