Observado la actualidad de los países árabes asombra recordar que tuvieron élites que gozaron de una elevada cultura en el medioevo, pero que el conjunto derivó en un analfabetismo que a veces llega al 80 por ciento de la población, como acaba de certificar el Banco Mundial (BM).
En un informe elaborado por agencias colaboradoras los países de Oriente Medio y Norte de África (MENA, en inglés), el BM pide mejorar urgentemente la educación para que la eclosión de sus jóvenes, los peor formados del tercer mundo, especialmente las mujeres, encaje en las sociedades globalizadas y competitivas.
Reconoce ciertos avances recientes, pero hasta Marruecos, tan cercano a Europa, padece los bajísimos niveles del Yemen, Yibuti e Irak, frente a Jordania y Kuwait, los más avanzados, pero muy lejos de occidente. Y, desde luego, a enorme distancia de Israel.
Una degradación que debe hacer reflexionar en las naciones más avanzadas: toda sociedad rica pueden caer en la indigencia cultural casi sin darse cuenta.
El hundimiento árabe fue consecuencia de separatismos tribales internos y, sobre todo, de luchas religiosas lanzadas por masas memorizadoras del Corán, fanatizadas e ignorantes. Ahora, y al margen de su petróleo, el PIB de esos países es inferior al que suman Holanda y Bélgica.
El materialista Banco Mundial también cayó en lo políticamente correcto: no se atreve a denunciar a la religión islámica como generadora de pobreza e ignorancia, aunque hace sutiles alusiones a ella en las 360 páginas del informe.
Someter las normas religiosas judeocristianas al racionalismo fue lo que hizo avanzar al mundo occidental: algo que puede invertirse cuando aparecen políticos que nos piden fe religiosa, y vuelven las religiones a exigirnos que abandonemos el racionalismo.
Son sectas. Las políticas son las peores: tergiversan el racionalismo para convertir sus egoísmos y ambiciones en fe del carbonero.
Estoy bastante conforme con muchas cosas.
Un saludo.
Publicado por: FLAK8856 | martes, 18 marzo 2008 en 16:05