Es cierto: el régimen chino están matando a numerosos tibetanos que exigen recuperar sus tradiciones y que rechazan la dominación seudocapitalista del actual comunismo.
Pero lo que reclaman, y que según el Dalai Lama está sometido a un “genocidio cultural”, es peor que lo que les impone Pekín.
No se asombre: este Dalai Lama, con su Nobel de la Paz en 1989 por su anticomunismo, le hace creer a los occidentales que encarna una espiritualidad y un misticismo divinos, cuando realmente dirige una brutal secta esclavista.
Ronald Reagan, Hollywood, los Beatles y sus gurús indios, la moda New Age y el desprecio hacia el racionalismo, el judeocristianismo y la cultura clásica occidental, nos han traído un orientalismo dulzón y pícaro que oculta que este santón y su cultura son peores que el horrible comunismo que las oprime.
El lamaísmo original, el que existía en el Tibet hasta 1959, cuando el Dalai Lama huyó al exilio tras un levantamiento fracasado contra China, era un parásito que vivía a costa del 75 por ciento de la población, formada por siervos que lamían y lamen con la lengua a quienes consideran superiores.
Deben recordarse aquellos años del duro comunismo maoísta que cambiaba lamas por funcionarios del Partido, y oprimía a dos millones de tibetanos fuertemente fanatizados por una religión que crea terror y fidelidad espiritual, y pánico físico por sus sádicos castigos terrenales: pueblo amaestrado como animal doméstico pavloviano.
Dos sistemas totalitarios y brutales aunque, si cabe, era más cruel por generar mayor ignorancia el de esos grandes lamas, un número muy limitado, que obligaban a cada familia a entregarles un varón para hacerlo lama esclavo y mendicante.
Genocidas culturales, ambos. Comunismo chino seudocapitalista o tenebroso lamaísmo tibetano: ¿a quién darle apoyo?
Es usted magistral… como siempre.
Publicado por: Gaspar Payá | miércoles, 19 marzo 2008 en 20:38