1.- Levántese una hora antes de lo habitual y dedíquela a aprender inglés todas y cada una de las 1.434 jornadas que le quedan hasta las próximas elecciones. Si asimila una palabra diaria dispondrá de un excelente vocabulario. Se ganará usted ese veinte por ciento del electorado que sabe que quien habla inglés mejora sus relaciones internacionales.
2.- Dedique dos horas diarias, 2.868, prácticamente un doctorado, a estudiar derecho comparado, centrándose en el nacido en los países anglosajones. Dispondrá de mil argumentos para defender sin complejos sus propuestas cívicas, tanto sobre educación o inmigración, por ejemplo, como para el Código Penal.
3.- Haga ejercicios de logopedia para que nadie, como hizo Felipe González, pueda decir que habla usted con espaguetis en la boca, afirmación de mal gusto, pero, ay, dolorosamente cierta. Se le entenderá mejor incluso en gallego, idioma que usted no habla, seguramente, porque le cuesta pronunciar algunos de sus sonidos.
4.- Prepárese para sufrir durante cuatro años dos fuegos hostiles: el del Gobierno y de todos los demás partidos, menos el suyo, y el de su propio partido. Está usted rodeado de políticos cuyo deseo es que les publique artículos El País, como antes los rojos querían colaborar con ABC.
5.- Usted no puede luchar contra los ojos azules de Z, causa seguramente única de sus éxitos electorales en esta España que quisiera ser nórdica, pero que incluso en el norte es morenica. Pero puede mejorar su imagen. Haga que su barba y cabellera sean de un blanco níveo, patriarcal como las imágenes religiosas. Fíjese en George Clooney o en Richard Gere: pelo blanco, ojos marrones, y resultan más sexys que Brad Pitt. Aprenda de Hollywood, hombre.
6- A hacer los deberes, Don Mariano. A toda velocidad.
Don Manuel:
¡Hermosa crónica! Destila ternura por todos los renglones.
Saludos cordiales
Publicado por: Calandria | jueves, 27 marzo 2008 en 19:55