Los españoles están controlados por políticos para los que “estás conmigo, o estás contra mí”, y quien no les dice sí a todo, se convierte en enemigo mortal, aunque comparta algunas de sus ideas.
Dos problemas éticos agitan actualmente numerosas conciencias ciudadanas: el del doctor Montes, anestesista acusado de acelerar la muerte de ancianos aplicando tratamientos paliativos radicales sin consultar a nadie, y el de las clínicas abortistas en Barcelona y Madrid que trituraban en picadoras industriales fetos que ya eran bebés viables.
Caso Montes: enseguida aparecieron quienes llamaron asesinos a los que defienden el tratamiento paliativo para los dolores de los agonizantes, aunque acorten su vida. Y a la vez brotaron supuestos progresistas que, por el contrario, exigen que cualquier doctor Montes pueda aplicarle la eutanasia a sus pacientes.
Entre ambos extremos existe un camino intermedio y legal, común desde hace muchos años en los hospitales, aunque los defensores de Montes lo nieguen: los moribundos pueden recibir cuidados paliativos para tener mejor calidad de vida, aunque se acorte, pero con su conocimiento o con la autorización de sus allegados. No como iniciativa de médicos o autoridades dispuestos a enviar al otro mundo al viejo o enfermo que molesta. Mañana sería un discapacitado el sometido a eutanasia, y pasado, cualquiera.
En el caso de los abortos al amparo de la Ley de 1985 hay similar enfrentamiento. De los tres supuestos que lo admiten, uno se presta al engaño – simular peligro psicológico para la gestante—, e incluso a la falsificación de expedientes psiquiátricos para convertir las clínicas abortistas en un gran negocio elaborador de carne picada para ratas de cloaca.
De un lado están quienes quieren derogar la ley imponiéndole argumentos morales de origen religioso a una sociedad irreligiosa, y por otro quienes convierten en mártires de persecución religiosa a auténticos matarifes, como el doctor Morin-turi te salutant.
“O conmigo, o contra mí”: así, siempre.
En Red Liberal hay un debate ahora mismo sobre lo que es ser liberal y parece que ha escrito usted esto para poner en su sitio a algunos que dicen lo que es ser liberal de verdad.
Publicado por: Casimiro Arcines | domingo, 16 marzo 2008 en 23:55