Luís Antonio de Villena ha recordado en un hermoso artículo a uno de los grandes poetas universales del siglo XX, el cubano Gastón Baquero (1918-1997), al que en los últimos años del franquismo humillaban con regularidad en la Escuela Oficial de Periodismo algunos de sus alumnos de Historia y Literatura de Iberoamérica.
Llegó a España al iniciarse la revolución fidelista, en 1960. Huía del fusilamiento al que lo había condenado el Che Guevara por ser mulato y burgués, por tanto traidor a su raza y origen, pero, sobre todo, porque era homosexual.
Sus clases eran las de un poeta vehemente, aunque de hablar pausado, y erudito. Quienes lo increpaban tenían que esforzarse para romper la magia que repartía su literatura hablada y gritar de improviso: ¡Gusano!, ¡Viva Fidel!, ¡Viva el Ché!, ¡Escapaste porque iban a fusilarte por maricón!
La izquierda más activa de entonces justificaba que las revoluciones humillaran y mataran a los homosexuales: debilitaban la lucha obrera.
Ahora se niega esa brutalidad, la terrible homofobia por la que los gays eran más martirizados por los partidos y regímenes izquierdistas que por el franquismo.
La EOP era un nido de izquierdistas. Los más activos amedrentaban frecuentemente a grandes profesores como Baquero, Vintila Horia, Carmen Llorca o Fernández-Asís: se les llamaba fascistas, cuando eran liberales o conservadores muy tolerantes. Los estudiantes menos fanatizados, aunque también fueran de izquierdas, callaban para no parecer revisionistas, socialfascistas, derechistas o franquistas.
Se dañó a demasiadas personas sabias, sensibles y decentes que nunca llamaron a la policía, aunque tampoco se pasó de aquellos gritos; no se llegó a las agresiones físicas que se dan actualmente en algunas universidades.
Bastantes periodistas sentirán pesadumbre, ahora. Como este cronista, que gracias a Villena ha vuelto a recordar las fascinantes clases del maestro cubano, ha releído algunos de sus poemas, como “Breve viaje nocturno”, y ha sentido ira consigo mismo por haber callado ante aquella indignidad.
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Puede leerse el artículo de Villena
publicado en Babelia, de El País
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Comentarios
Yo también Sr. Molares he callado ante indignidades, y a veces por comodidad, por miedo, he dejado pasar más de una posibilidad de hacer algo más justo, más honroso… ello conlleva siempre un sacrificio, y la aceptación de enormes sacrificios es lo que distingue a los héroes del resto de los demás humanos como yo.
Le honra su sinceridad Sr. Molares.
Un saludo,
Gaspar Payá
Publicado por: Gaspar Payá | 26/02/08 a las 7:46
Publicado por: Gaspar Payá | martes, 26 febrero 2008 en 11:33