A principios de febrero casi nadie prestó atención al aviso que le enviaba Rusia a España y a la UE con las impresionantes maniobras de una de sus flotas de guerra frente al Golfo de Vizcaya. (Véase Crónicas Bárbaras del 4 de febrero)
Anticipaba lo que Vladimir Putin dijo este jueves: que la declaración unilateral de independencia de Kosovo en contra de la resolución 1124 del Consejo de Seguridad de la ONU iba a estimular a otros movimientos independentistas, entre ellos los de los secesionistas vascos y seguramente los catalanes; los gallegos chillan, pero son aún muy minoritarios.
Kosovo: un nuevo país protegido por Occidente aunque sus líderes no son menos terroristas y asesinos que los de Milosevic, que masacraban a su pueblo hasta que cayó su régimen empujado por bombardeos de la OTAN y fue sustituido por una democracia.
Se rompe el Derecho Internacional, puesto que la ONU todavía consagra Kosovo como una provincia autónoma de Serbia. Y el lehendakari Ibarretxe dice tener derecho a ser también independiente, seguramente por los 7.000 años, o así, de opresión española.
El independentismo kosovar está apoyado por EE.UU., Reino Unido, Alemania y Francia, país este último que no teme el contagio del secesionismo vascoespañol a su territorio: sería implacable fulminándolo.
España se opone a la segregación igual que Rusia, protector de Serbia por su cultura eslava y cristianismo ortodoxo comunes. Pero el melifluo Gobierno zapateril es como una efigie a la que todos toman por perchero: paga sus provocaciones a EE.UU.
España no existe para este radical cambio geopolítico del que nacerá un país que nunca existió, en un territorio un tercio mayor que la Comunidad vasca y con los mismos 2,2 millones de habitantes, mayoritariamente musulmanes: son consecuencia de la alianza de civilizaciones practicada por el expansionismo islámico-otomano cuando conquistó en 1455 esa parte de Serbia. Luego, a mediados del siglo XIX, con los otomanos en decadencia y recuperado Kosovo por Serbia, el territorio se vio sometido a una nueva invasión de inmigrantes albaneses crecientemente reivindicativos: hasta hoy.
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RAZAS, POR JON JUARISTI
Jon Juaristi es uno de los lujos del pensamiento español y de su literatura contemporánea. Su artículo domincal en ABC es siempre una lección de inteligencia y buen sentido. El de este fin de semana, titulado Razas, es especialmente recomendable, sobre todo para quienes sigan con perplejidad la deriva del nacionalismo gallego.
Puede leerse pinchando aquí:
Descargar RAZAS.doc
El caso de Kosovo sería más bien como si la población emigrante que actualmente vive en Asturias, se quisiera hacer independiente.
Los albano kosovares buscan el proyecto de la gran Albania, cosa que los albanos no quieren ni oir hablar. ¿Será porque los albanos tienen que trabajar duro para sacar sus familias adelante y los kosovares llevan viviendo nueve años de las ayudas europeas?
Publicado por: Fran | lunes, 18 febrero 2008 en 22:46