En tiempos de Franco buena parte de las élites del arte y de la cultura le ofrecían culto a su personalidad, hábito que fue abandonándose con los jefes de Gobierno a partir de 1975, pero que recuperamos inesperadamente ahora en la España de José Luís Rodríguez Z.
Quienes habían observado fascinados el servilismo ante el dictador creían que en las democracias no se daba el espectáculo. Error: ha revivido en una campaña de agitprop que convierte en nuevo semidios a Rodríguez Z.
Basada en sus cejas con forma de acento circunflejo --que en la iconografía occidental representa la maldad--, la genialidad de los publicistas zapateriles ha vuelto positiva esa característica: un arte que usan con fruición para cambiar el simbolismo de figuras, conceptos y palabras.
También gracias a estos aZmiradores las mentiras se vuelven verdad: por ejemplo al hacer creer que el PSOE tiene vida, cuando sólo existe bajo la voluntad zapateril.
Y con la ideología socialista desaparecida, Z y sus publicistas reinventan diariamente la “democracia deliberativa”, a la que le sobra la militancia del Partido sustituida por unos “sabios internacionales” como auxuliares propagandísticos.
Es verdaderamente revolucionario ese culto a lo circunflejo de la zapateridad. Véanse sus anuncios de televisión con artistas en posición de saludo militar, aunque en lugar de extender la mano hasta la sien, como los soldados, flexionan el dedo índice sobre un ojo imitando la ceja del semidios. O el parche pirata, como diciendo: “A sus órdenes, ¡a por la bolsa!”.
Gesto de pandilla infantil, pero ridículo en gentes que influyen socialmente y que se muestran así agradecidos a Z por las subvenciones y el canon de la SGAE, impuesto confiscatorio que les abonamos nosotros.
Entre los agradecimientos destaca el del cantante y productor Víctor Manuel, que ha dirigido un vídeo, "Defender la Alegría", en el que famosos artistas denigran a la oposición a la zapateridad.
Al cronista le recuerdan a los camaradas poetas que le cantaban a Stalin, Mao o Ceaucesu proclamando que eran la luz del universo, el horizonte infinito con el que millones de niños les ofrendaban las alegres flores revolucionarias, a la vez que pisoteaban los gusanos de la reacción. Aún hay quien dedica líricas así a Fidel y a Kim Jon-il.
Franco gratificaba también a sus saludadores, como a Victor Manuel --sí, sí, el mismo-- que le compuso su entusiástico himno heroico "Un Gran Hombre".
Cuando nace el culto a cualquier personalidad sus sacerdotes, adictos al dinero, al premio generoso y a la cercanía del poder, lo mismo le cantan a la F que a la Z.
Sólo un apunte: El gesto de la 'C' alrededor del ojo parece que significa 'Presidente' en lenguaje de signos para sordos.
Publicado por: JotaEle | martes, 12 febrero 2008 en 16:10