"Sólo son predicadores de la fe", dice la mayoría de los paquistaníes de Barcelona que conoce a los catorce islamistas detenidos cuando se preparaban para atentar por toda Europa. Es decir, que son unos santos varones.
Las capacidades de estos predicadores viajeros son diferentes a las de los oficiantes fijos: son mucho más ardorosos que los imanes profesionales permanentes y que los electos, profesionales o no.
Son agitadores espirituales que van de unos lugares a los otros enfebreciendo creyentes y ampliando la Umma, la comunidad, tratando de volverla violenta.
Están entrenados para motivar, para multiplicar la fe, para cambiarle la vida a los fieles y lograr que obedezcan ciegamente lo que ordena Alá, según dicen ellos.
El predicador itinerante es muy convincente y eficaz. Así fueron los fundadores de las grandes religiones monoteístas: Moisés con la Ley recibida en el Sinaí; Jesús, que con su poder superior y sus milagros creó el cristianismo; Mahoma, cuyo pavoroso genio bélico forjó el islam.
Sus seguidores adoptaron más o menos violencia para difundir la fe. Incluyendo a los cristianos del pasado, que desobedecieron la doctrina pacífica del Fundador.
Actualmente, las tropas de predicación y combate capaces de fanatizar a grandes masas e incitarlas al terrorismo están casi exclusivamente en las sectas más activas del islam: como desde su nacimiento.
Forman parte de la revitalización y vuelta a los orígenes, al salafismo, al ejemplo del Mahoma guerrero que exterminó a quienes rechazaban su mensaje religioso-político-militar: la esclavitud a Alá, el islam.
Además de sus intenciones terroristas, lo peligroso de estos predicadores combatientes detenidos en Barcelona es que muchos paquistaníes supuestamente integrados los disculpan y comprenden porque, alegan, son hombres piadosos: resulta que para numerosos musulmanes pacíficos es bueno quien desea asesinar por la fe.
QUé miedo da esta gente!
Publicado por: Einstein | jueves, 24 enero 2008 en 08:52