Los republicanos genuinos, los que proclaman el ideal de libertad, igualdad y fraternidad, están desolados con la eclosión de quienes dicen compartir su ideología y que ahorcan y queman en efigie al Rey con balas en el corazón.
Nada puede hacerles más daño a estos racionalistas y liberales, generalmente muy comedidos, que la confusión que generan sobre ellos quienes, llamándose igual, son violentos en las formas y capaces de aderezar su odio hacia España con sangre, ojalá que sólo fingida.
En Cataluña son las jóvenes crías de ERC, el partido independentista que gobierna esa comunidad con el mismo PSOE que rige España.
El socialista Montilla, presidente de la Generalitat, dice sentirse orgulloso de su alianza con los jefes de esos “maulets” que protagonizan actos vandálicos e intimidatorios, y con los que mantiene una coalición que le da a los exaltados capacidad de influir en la gobernanza del Estado.
Simultáneamente, el Gobierno central trata de desviar el rechazo mayoritario hacia sus socios de ERC reorientándolo hacia el comunicador de la COPE Federico Jiménez Losantos.
Le atribuye ser más peligroso que quienes queman al Rey en efigie porque reclama, con su cáustico lenguaje, una reacción del monarca frente a las provocaciones y exigencias de los independentistas.
Pero Losantos es solamente un opinador, y además no se expresa como republicano, sino como monárquico, al reclamar que el Rey abdique en el Príncipe “para mantener la Institución monárquica con vigor renovado". Demanda que, según el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, tampoco le gusta al Rey.
Analizados así, los republicanos racionalistas y Losantos sólo coinciden en dictaminar que la debilidad gubernamental está deshilachando España.
Una situación que sirve para que estos republicanos reclamen una nueva Constitución sin monarquía, y para que los secesionistas multipliquen su independentismo.
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