Posiblemente la persona más inteligente que existe en EE.UU. es el catedrático Thomas Sowell, economista, sociólogo y antropólogo, un verdadero polígrafo por la profundidad y diversidad de sus conocimientos.
A sus 77 años sigue siendo un sabio total, que lo mismo recita a Shakespeare o a Cervantes que un estudio con centenares de referencias sobre las razones que explican la actual pobreza africana.
Razones que no tienen nada que ver con lo que acaba de proclamar James Watson, premio Nobel de Medicina de 1962 como codescubridor de la estructura del ADN: que los negros son genéticamente menos inteligentes que los blancos.
Ocurre que Thomas Sowell es negro. Como Condolezza Rice, quien, al margen de que guste o no su política, tiene un índice de agudeza igual al de Einstein.
Hay trabajos de Thomas Sowell basados en sus propias investigaciones científicas dentro de las ciencias sociales, aunque no genéticas, que demuestran que negros y blancos se igualan si reciben los mismos estímulos intelectuales.
Pero, además, sin importar su raza, hay genios, como el propio Sowell, que ni siquiera reciben esos estímulos por haber nacido entre la pobreza y la ignorancia.
Ese fue el origen del profesor Sowell: el gueto en Chicago, envuelto en un mundo de drogas, miseria y violencia. Pero tenía una tía carnal con la que vivía que le daba, solamente, ánimos. Ella y su propia voluntad hicieron el milagro, incluso en una época en la que los negros todavía eran rechazados con desprecio.
Sowell proclama que no se puede ser conmiserativo ni paternalista por razones de raza o de sexo, por lo que rechaza las segregaciones positivas: hay que motivar para el estudio y el trabajo, pero también ser estricto, exigente. Sólo así progresan las minorías.
Me ha encantado esto que escribe porque yo soy gitana y lo sigo mucho y estoy de acuerdo con todo lo que dice del Sr Sowell que ojalá lo leyéramos nosotros. Saludos y gracias y perdone pero fue un placer.
Publicado por: Candy | jueves, 25 octubre 2007 en 01:01