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martes, 23 octubre 2007

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Tal vez, las enfermedades de nuestros políticos son el espejo de las que sufren nuestros ciudadanos; si no fuera así, cómo aún se consienten los dislates de nuestros ministros y el afán destructor de nuestro presidente ZP. Alguna organización social ya tendría que habernos sacado a la calle para pedirle a Zapatero que deje de inventar la historia de nuestro país a su antojo, que estudie más y reflexione, que no insista en la ocultación selectiva de nuestro pasado, que no divida a los muertos de la guerra civil en 1ª y 2ª clase, que si no siente respecto por el país tal cual ha evolucionado, se retire y presida una ONG, por ejemplo: perversos sin fronteras. Pero que ya nos deje en paz.

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