Feliz tras firmar los Acuerdos de Munich de 1938 que le permitían a Hitler anexionarse los Sudetes, el primer ministro británico Neville Chamberlain proclamó solemnemente al volver a Londres: “Os traigo paz para muchas décadas”
Creía haber conquistado a Hitler con su pacifismo, su appeasement o apaciguamiento. Pero su compañero del Partido Conservador, Winston Churchill le contestó enérgicamente: “Pudiste elegir entre el deshonor y la guerra, y al elegir el deshonor tendremos también la guerra”.
Cuando Hitler invadió poco después Checoslovaquia el defraudado Chamberlain se rearmó, y cuando el pacifista nazi se lanzó sobre Polonia, le declaró la guerra, pero fue Churchill quien finalmente venció al monstruo.
Esta es una historia que parece repetirse aquí, y ahora. Hitler, hombre de paz. Arnaldo Otegui hombre de paz. Negociando con Patxi López, el líder socialista teledirigido por ZP para conseguir esa llamada paz en el País Vasco.
Paz, donde no hay guerra, sólo terrorismo. Paz, apaciguamiento, con el Gobierno aliado del Carod-Rovira que negociaba la no agresión etarra en Cataluña.
La fotografía de Rosa Díez cuando era eurodiputada del PSOE y la líder del PP, María San Gil, representaban el pasado.
La del futuro, dijo ZP, era la de la socialista Genma Zabaleta y la batasuna Jone Goirizelaia. Más que entregar los Sudetes parecía formarse una coalición Chamberlain-Hitler.
Zapatero afirma que no le prometió Navarra a Batasuna-ETA en sus gestos de appeasement, pero los etarras creen que sí y actúan de acuerdo con esa percepción. Se sienten traicionados y quieren matar.
Abatido y enfermo, Chamberlain entregó el cargo de Primer Ministro a Churchill, hombre de temple, mucho más experimentado que su antecesor, conocedor de guerras y paces, viajero por el mundo y cosmopolita.
¿Dónde está, quién es el Churchill del PSOE?
Pregunta de difícil respuesta porque todavía no la tiene una parecida que muchos se formularon hace 71 años, cuando ni Prieto ni Besteiro quisieron, supieron o pudieron hacer entrar en razón a Largo Caballero.El Churchill que usted busca podría llamarse Felipe González pero debió quedar ahíto.
Por cierto, en una tapia de Lisboa ví en cierta ocasión el letroro de un suplicante anónimo que decía: "Nuno, volta e perdoa". Se refería a Nuno Krus Abecassís, alcalde democristiano de la capital portuguesa con el que se habían ensañado particularmente oposición y prensa.¿No sería el momento de gritar: Felipe, vuelve y perdona? Serafín Cabello.
Publicado por: serafin cabello | viernes, 12 octubre 2007 en 21:51