Don Mariano: estoy dispuesto a venderle mi voto, aunque por algo más que por el duro de plata que pagaban en la Restauración los caciques Barbacana, carlista y conservador, y su rival Trampeta, liberal, evocados por Pardo Bazán en Los Pazos de Ulloa.
Quizás tengan razón quienes dicen que las promesas de este Gobierno recuerdan la España gobernada por caciques. Pues aprovechémonos del sistema: me ofrezco al mejor postor.
Usted propone reducirnos los impuestos en lugar de entregarnos donativos como los que nos garantiza ZP. Que de momento sólo son propaganda: hace años que promete y no se le ha visto aún un cumplimiento contundente.
Digamos que usted ofrece reducirnos los foros y diezmos que pagábamos al cacique en la Restauración, lo que seguramente será muy bueno.
Pero, don Mariano, a la gente lo que nos atrae es el brillo del duro de plata, que en los tiempos actuales es la notificación bancaria de una transferencia.
Cuando Franco vivía acallaba el miedo y compraba el silencio y el acatamiento de muchos españoles recibiéndolos en El Pardo para entregarles certificados de propiedad de las “casas baratas” que les construía.
Usted propone bajar los impuestos y que cada uno haga con su dinero lo que desee. Pero qué ingenuo es usted, don Mariano. Pocos van a darle el voto si no paga usted con algo tangible y visible, como hacía el Caudillo, o como ZP, que nos promete el ansiado duro de plata, aunque nadie da pesos a cuatro pesetas.
Usted sólo garantiza que los pocos duros que tengo me los esquilmará menos que ZP. Pero, auque su rival nos los quite con una mano, al mostrarnos un duro con la otra, eso nos convence y gana nuestro voto.
Comentarios