La ministra de Sanidad acaba de proponer que los camareros vigilen a sus clientes y que alerten a las autoridades de su relación con la cocaína.
Una gran idea. Cientos de miles de camareros vigilarán la nariz de sus clientes para denunciarlos si les descubren cierta actitud nerviosa y restos de polvitos blancos.
Una propuesta que recuerda tiempos felices y seguros: cuando muchos porteros de viviendas daban cuenta a la policía de las actividades sospechosas de los vecinos. ¡Envidiable tranquilidad, la de entonces!
Con su buenismo, adanismo y superioridad moral sobre los derechistas, nuestro Gobierno se propone mejorar nuestra deteriorada salud social con un paternalista estado policial.
Una alegría: olvidados el pasado y la historia del socialismo, esta nueva izquierda nos reinventa la dictadura para darnos paz, seguridad y triunfos en Eurovisión.
Veamos a los camareros obedeciendo a la ministra: nada más entrar en un restaurante o en un bar, cada cliente será para ellos un cocainómano potencial, un sospechoso que debe ser escrutado atentamente.
Las palabras que se digan al oido los parroquianos serán tomadas como indicios de narcotráfico. Todo labio superior será observado sin disimulo por el agente-camarero para descubrir señales de alcaloide. Los estornudos se considerarán culpables.
Mejor aún: dentro de este nuevo civismo totalizador, los clientes serán buenos ciudadanos si se observa mutuamente para advertir al camarero de sus descubrimientos.
Todos denunciándose recíprocamente. Éxito total, por lo que el siguiente paso sería vigilar a quienes beben alcohol, que producen más accidentes y muertos que los cocainómanos.
Con los camareros dispuestos a denunciar y nosotros a ayudarlos para mejorar la sociedad, empezamos con la cocaína, después con quienes beben, luego con quienes fuman, luego con los políticamente incorrectos, y así, poco a poco, crearemos el perfecto estado policial zapateril.
-----------------------
ANTISEMITISMO
Ignacio Ramonet, director de "Le Monde Diplomatique", uno de los creadores del pensamiento políticamente correcto, defensor del populismo latinoamericano y de las dictaduras progres, como la cubana, se asusta ahora de uno de los monstruos que esa actitud ha ido creando, directa e indirectamente: el antisemitismo y el neonazismo que van muy unidos al apoyo al terrorismo islamista porque se basa en su enemistad hacia el pensamiento liberal occidental.
Pero por lo menos tiene la dignidad de reconocer la bestia que ayudó a fabricar, aunque fuera sin querer. Y así lo expresa en un artículo publicado hoy en la edición gallega de El País. Este es el enlace:
http://www.elpais.com/articulo/Galicia/Antisemitismo/Galicia/elpepuespgal/20070704elpgal_7/Tes
Bastante tienen los camareros con aguantar a la típica gentuza que se emborracha en los bares, y con trabajar los fines de semana como para además hacer de policía.
Publicado por: Butzer | martes, 03 julio 2007 en 23:26