No todos los nacionalistas son broncos: pueden ser tiernos y sensibles, como el diputado autonómico gallego del BNG Bieito Lobeira, que pide el “reconocimiento y apoyo para el pueblo mapuche en el proceso de legalización de su idioma, el magazugún”.
Como el gallego, el magazugún está oprimido por el español, asegura. Pero, Lobeira, tenemos un problema: qué hacemos con el tolete, lengua avasallada por el magazugún, hablada ahora solamente por 17 personas. Peces chicos devorados por los grandes.
Hay que salvar el tolete, Lobeira. Habrá que crear un Bloque Nacionalista Tolete, ikastolas, galescolas, o sea, toletescolas en Argentina y Chile, obligar al estudio y a la universalización de este idioma.
Tenemos que preservar todas las lenguas del mundo mundial, y por eso admiramos las iniciativas emotivas del nacionalismo. Como esa Estadea que pide galleguizar los nombres y apellidos de los muertos en los cementerios.
A los fantasmas de esos difuntos, que penan por las noches como Santa Compaña, debe dolerles volver al amanecer y meterse en sus lápidas escritas en castellano. Pero el BNG ha escuchado sus cuitas y reducirá sus lamentos de ultratumba.
Lo de que las muñecas y los juguetes infantiles hablen gallego es también una demanda del BNG. Barbie y Kent recitándose poemas de Rosalía. Pero, Lobeira, tenemos otro problema: la poeta se irritó un día con los nacionalistas y juró no volver a usar su idioma, lo que cumplió hasta su muerte.
No olvidemos al supersoldado Madelman galleguizado luchando contra Castilla y especialmente contra Israel, porque el BNG la ha jurado enemistad a ese país expulsando a sus militantes que que no lo condenan.
Fuera también el inglés, otro idioma imperialista, de las escuelas: que se estudie el portugués, como propuso el nacionalismo en el Parlamento compostelano.
Muy bien Don Manuel como siempre lo ha bordado. Su comentario sobre el portugués me recuerda el "incidente" que tuve en una farmacia de Lisboa en donde la señorita que me atendía se empeño en que yo como español, tenía que entender el portugués, como ella entendía mi español, al final acabamos en inglés el idioma del imperio, dada su negativa a hablar en español y mi desconocimiento supino del idioma lusitano.
Publicado por: Miquel de Mallorca | lunes, 09 julio 2007 en 10:41