Casi sin reacción ni denuncia alguna ha desaparecido de los periódicos la información sobre el sospechoso suicidio en una cárcel cubana, que pudo haber sido asesinato, del disidente Manuel Acosta, acusado de “peligrosidad predelictiva”.
De entre las decenas de presos políticos cubanos destacan una treintena de ellos condenados como predelincuetes, figura penal sacada de las ideas de Goebbels y de Beria, y que retrató Orwell en 1984.
Cuando examinamos el régimen fidelista rara vez nos fijamos en el artículo 72 de su código penal consagrado a la peligrosidad, definida como la “la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos”.
Si esta inclinación se manifiesta cuando se comete un delito, se denomina peligrosidad criminal, y cuando aún no se realizó, se bautiza peligrosidad social o predelictiva.
Entre sus causas se establecen la embriaguez habitual, la dipsomanía, la anarcomanía y la conducta antisocial.
Dentro de estas clasificaciones se encuentran los enajenados mentales y las personas de desarrollo mental retardado que sean “una amenaza para las personas o el orden social”.
Y aquí tenemos a los disidentes, criminales mentales, culpables de anarcomanía, que es la tendencia intelectual a la conducta anarquista.
Quienes aquí exigen que gocen de todas las libertades los partidarios del terrorismo, y que justifican la cárcel para los disidentes cubanos del inocente Proyecto Varela, como IU y crecientes sectores del PSOE zapaterista, afirman que estos predelincuentes son gusanos generalmente blancos burgueses al servicio de la CIA y de Miami.
Y resulta que no: son de todas las razas y, aparte de Acosta, el más conocido de los predelincuentes es el periodista negro Oscar Sánchez Madan, hijo del fundador de las Milicias Nacionales Revolucionarias, que ha sido condenado a cuatro años de cárcel para evitar que expanda su crimental anarcomanía.
Cuántos Guantánamo hay en Cuba!... si es que no lo es toda la Isla. Fidel Castro es un criminal, y lo que es peor aun, para con su gente; que además puso deliberadamente al mundo al borde de la III Guerra Mundial con la Crisis de los Misiles (1962).
Publicado por: Gaspar Payá | domingo, 08 julio 2007 en 07:18