Dice el CIS que Zapatero le ganó el debate a Rajoy, y se cree que ahora cambia a sus ministros más inservibles por otros reconocibles, como el científico Bernat Soria, que sólo aparece con tres citas en la base de datos de la American Association for the Advancement of Science, AAAS (www.eurekalert.org), organismo que difunde el conocimiento mundial.
La política vende personas que ofrecen perspectivas, aunque no fructifiquen, y los resultados de la gran investigación sobre insulina de Soria son aún muy dudosos. Otros sabios españoles tienen decenas de reseñas AAAS, pero son menos mediáticos.
Zapatero ganó porque Rajoy sólo atacó sus negociaciones con ETA, cuando los votantes de ZP y sus aliados están tan hartos de terrorismo que por comodidad aceptan ya cualquier concesión que los deje en paz.
Eso es lo que buscaba ETA. Desconectar partes del país con métodos desapacibles o con nuevos estatutos. ZP lo intuyó y lo propicia, porque al zapaterismo lo alimentan quienes diluyen suavemente la E del PSOE.
Vistos desde la distancia se observan un País Vasco cada día alejado del resto de España gracias a sus autoridades y al apoyo zapateril; Navarra, a punto de entrar en esa órbita; Cataluña desvinculándose entre reproches, y Galicia reforzando a quienes quieren seguir esos ejemplos.
En Andalucía aún son pocos, pero crecen rápidamente los que reivindican esencias andalusíes y rescatan lo morisco que, por simple demografía y enseguida por comodidad y miedo, como con ETA, cambiará el país.
Y Mariano Rajoy y su partido están tan desorientados que para recuperar poder quieren pactar también con los creadores de nuevos magmas aislantes.
Será un inevitable imperativo histórico, pero la disolución de la E es el triunfo de Zapatero en un naciente país de países desunidos: quizás porque ya no tienen hambre ni se necesitan mutuamente.
Yo apostaría más por la disolución de la Ñ. Ya que es más significativo y representativo.
Publicado por: Butzer | martes, 10 julio 2007 en 13:32