Cuánto se han enfadado los protestantes porque la Congregación para la Doctrina de la Fe ha dicho a instancias de Benedicto XVI que “la Iglesia de Cristo es una y subsiste en la Católico Romana”.
Han denunciado su desacuerdo con esta postura de "monopolio" y de "falta de diálogo ecuménico".
Aunque cada una de sus tendencias cree que representa el cristianismo genuino, por lo que cualquier otra manifestación de fe es más imperfecta, aunque no se atreva a decirlo porque sería una afirmación políticamente incorrecta.
En otros tiempos estas visiones, y añádase la ortodoxa griega-bizantina, se hacían guerras entre ellas. Peleaban y se mataban por demostrar quién servía mejor a Dios.
Al cabo de los siglos apareció el racionalismo y, por un lado, esas beligerancias resultaron ridículas, y por el otro los enemigos se vieron ante un contrario común laico, que hizo que poco a poco fueran limando sus diferencias.
Pero Benedicto XVI ha abandonado el relativismo, y quiere recuperar el protagonismo católico como cristianismo genuino volviendo a la doctrina de la superioridad romana.
Y los protestantes se han enfadado porque esperaban el Papa fuera tan relativista como ellos y sus denominaciones para adorar mejor. Y no es así: parece que, tras su sibilino y aparentemente inocente mensaje recordando que el emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1350-1425) advertía que el islam es una religión guerrera, quiere protagonizar el rearme moral de Occidente.
Roma tiene sabiduría bimilenaria y vislumbra que está reapareciendo una religión oriental que dice amar a Alá fanáticamente más que nadie, y que tiene fieles dispuestos a matar muchísimo para demostrarlo.
Benedicto XVI quiere liderar la resistencia volviendo a satisfacer incluso a quienes deseen revivir la poderosa liturgia en latín, para vencer, si puede, a temible rival islamista.
Y sin embargo no olvidemos que Benedicto XVI es el Papa que más see esfuerza por el diálogo ecuménico, más incluso de Juan Pablo II.
Publicado por: Capitán Trueno | miércoles, 18 julio 2007 en 11:41