Una guerra civil necesita al menos dos bandos –frecuentemente son más-- que luchen para imponer su ideología al pueblo; en el caso de los palestinos se enfrentan un cierto racionalismo modernizante pero corrupto y la religiosidad fanática de distintas sectas islamistas.
En algún momento casi todos los pueblos viven estas luchas. Europa sufrió numerosas guerras entre las banderías religiosas y los precursores del libre pensamiento.
Incluso la guerra civil estadounidense enfrentó a quienes creían que Dios bendecía la esclavitud y a los herejes que lo negaban, que resultaron vencedores.
Salvando distancias de tiempo, lugar y culturas, la conflagración entre los menos religiosos de Al Fatah y los integristas sunnitas de Hamas recuerda la guerra civil española entre las fuerzas republicanas y los rebeldes bendecidos por la Iglesia de la época, que llamó Cruzada a su lucha.
En el trasfondo de la guerra civil palestina está, sobre todo, el Alá violento e implacable de parte del pueblo y el enfrentamiento de todos con Israel. Situación que provoca exaltación y violencia fácil:
¿Qué es mejor, negociar con los israelíes como propone Al Fatah, o exterminarlos ayudados por Al Qaeda y Hizbolá, la secta rival chiíta sostenida por Irán, a cuyos militantes matará después Hamas?
Si Al Fatah prefiere le negociación antes que la destrucción, Hamas y los demás grupos religiosos aliados, aunque sean temporales, quieren hacer desaparecer Israel.
La guerra civil española, y por mucho fanatismo que hubiera en ambas partes, tenía que concluir con el triunfo del racionalismo.
Ese final ocurrió muchos años después, en 1975, al morir Franco. En medio, el catolicismo había sufrido un cambio radical con el concilio Vaticano II, algo que no ocurrió y quizás no ocurra en el islam.
Y si hubieran ganado los republicanos, que en su guerra civil interna habían perdido su autoridad en favor de la religión atea dominante, la estalinista, el régimen habría caído con la URSS, en 1991.
Es una pena que en esta parte del mundo las cosas nunca mejoren, sobre todo para los niños, que ya no anhelan una profesión sino el cese de las ametralladoras, de los gritos desgarradores, de tanta mierda que los grupos que has mencinado lanzan día a día. Y como dices, ahora son más de dos bandos, y el tercero, está demostrado, es el que siempre sale ganando. El ejemplo: EE.UU.
Publicado por: Pablo Flores | lunes, 25 junio 2007 en 04:17