Cualquier ciudadano puede sufrir un arrebato y desbaratar sus mejores proyectos, pero que un jefe de gobierno o un empresario se dejen dominar por sus emociones o por sus inspiraciones repentinas y tomen decisiones irreflexivas pueden variar la historia de su país o de su compañía.
Juan Pablo Fusi recordaba hace unos días al fallecido historiador británico Alan J.P Taylor, autor de libros ya clásicos sobre la II Guerra Mundial, que señaló que “Los grandes acontecimientos tienen causas pequeñas”.
El propio Fusi, donostiarra experto en nacionalismos y catedrático de Historia Contemporánea de la Complutense, dice que sin aplicar el aserto de Taylor sería imposible explicar cómo en tres años se puede destruir lo que el país construyó en treinta.
Él y muchos otros creían que la democracia de 1978 iba a requerir que la razón primase sobre la miseria política.
Fusi acepta el fracaso de la razón. Se tambalean numerosos aspectos de la Constitución. Personas con poder, como el presidente del Gobierno, adoptan pequeñas decisiones que provocan graves acontecimientos.
Unos creen que su determinación destructiva es deliberada. Otros que irreflexiva, como cuando dijo para ganarse a los nacionalistas que el concepto de nación era discutido y discutible, incitándolos a actuar contra los intereses de todos los españoles, aunque influyendo seriamente en su vida.
Igual que cuando le prometió a Maragall en un momento de euforia mitinera que aprobaría el Estatuto de Cataluña que le presentara, que abrió una insólita caja de Pandora.
También los empresarios tienen momentos desacertados: el todopoderoso Polanco acusó de franquismo redivivo al PP, un partido democrático, y ahora sus empresas comienzan a sufrir las consecuencias.
Como si actuara “El dios de las pequeñas cosas”, de la novelista Arundhati Roy, así se destrozan países y empresas: con pequeñas actuaciones, generalmente irreflexivas.
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COMUNICADO DE PRENSA DE FORO ERMUA Y CONVIVENCIA CÍVICA CATALANA
El Foro Ermua y Convivencia Cívica Catalana denuncian el acoso de nacionalistas y socialistas catalanes contra el uso de la lengua española en Cataluña.
Bilbao y Barcelona. 13 de abril de 2007. Los nacionalistas catalanes y vascos llevan décadas imponiendo medidas, frecuentemente ilegales, para arrinconar el uso de la lengua española en sus respectivas regiones, persiguiendo colocar a los castellanohablantes en condición de ciudadanos de segunda categoría.
Esta discriminación anticonstitucional, a la que ellos cínicamente denominan normalización lingüística, constituye un elemento esencial del proyecto nacionalista para imponer una sociedad uniformizada en la que todo vestigio de pensamiento discrepante y de “lo español” hayan sido denigrados y arrinconados.
Como muestra de esta política de discriminación, hace una semana el nuevo tripartito de Cataluña ha vuelto a negar la posibilidad de que los padres de los alumnos de enseñanza primaria puedan solicitar que sus hijos reciban la educación en lengua española el próximo curso.
Sencillamente, en los formularios para la preinscripción de 2007-2008 que ha repartido la Generalitat no figura una casilla en la que optar por la enseñanza en la lengua materna española. De este modo, todos los padres están forzados a aceptarla en catalán.
Este derecho fundamental les es negado, nuevamente, por el gobierno del PSC, ERC e IC (IU). Esta discriminación empezó ya en la época de los gobiernos nacionalistas de CiU. Las sentencias en contra de este atropello adoptadas por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en más de una ocasión fueron incumplidas abiertamente por el Gobierno del socialista Pascual Maragall y, ahora, por el también socialista José Montilla.
Ningún ciudadano, político o partido democrático de España puede permanecer callado e indiferente ante este atropello repetido a un derecho básico de los ciudadanos de Cataluña, como es la elección de la lengua en la que sus hijos han de recibir la mayor parte de las clases.
Esta tradicional política discriminatoria de los nacionalistas, ahora es plenamente asumida y practicada por los nuevos conversos a la ideología nacionalista: los socialistas del PSC, PSE, PSG, etc. apoyados expresamente por Rodríguez Zapatero.
Los dirigentes o militantes de base socialistas que aun permanezcan fieles al pensamiento histórico socialista deberían levantar su voz y colocarse del lado de quienes en Cataluña reclaman el reconocimiento de tan elemental derecho. El futuro de las libertades en España también se está jugando ahora en este frente.
Las hipocresías ya no resultan convincentes. Los únicos responsables de esta polémica en torno al uso de las lenguas en Cataluña son los nacionalistas y socialistas que incumplen sentencias judiciales y vulneran derechos fundamentales con sus acciones de gobierno.
Pero cree usted que la negociación cn Eta la pensó más que las demás cosas?
Publicado por: Carles | viernes, 13 abril 2007 en 09:22