Pretendían que Mariano Rajoy era un crispador, un derechista extremo, y resultó un hombre más cordial y cercano que el primer ministro ZP, estrella político-mediática y telonero de la atractiva Ségolène Royal.
Frente a lo que advierte Santiago Carrillo, Rajoy no propicia un ambiente de guerra civil. Al contrario, es un afable caballero que parece extraído de grabados elegantes de principios del siglo XX.
Cuando dijo que asistiría a la boda gay de su hijo, si lo fuera, dejó boquiabierta a la audiencia. ¿No era homófobo? Resultó que apoya una ley con todas las ventajas legales para la unión de homosexuales, siempre que no se llame matrimonio: como en otras socialdemocracias.
Rajoy es un moderado porque todos los populares europeos son así. Es casi socialdemócrata, y está más cerca de la derecha del Partido Demócrata estadounidense que del Partido Republicano.
Mientras, el PSOE de ZP tiene difícil comparación con otros socialdemócratas por sus desplantes legales a lo torero aparatoso, y por sus negociaciones y pactos con independentistas ideológicamente afines a LePen.
Como gane algún día las elecciones sin mayoría absoluta, Rajoy tendrá que gobernar pactando con los nacionalistas tradicionales, entregándoles dinero y poder como hizo Aznar en su primera legislatura. “En tres meses le sacamos más a Josemari que a Felipe en doce años”, se pavoneaba Arzalluz.
Aparte de la moderación demostrada en el programa televisivo de las preguntas ciudadanas, son sus promesas las que lo presentan como dialogante, dispuesto a concederle a los nacionalistas muchas de sus demandas si le ayudan a gobernar.
“Como tenga un diputado más que el PSOE, en 2008 presidiré el Gobierno”, vaticinó hace poco.
Sí: si alcanza esa mínima diferencia será presidente, pero porque pagará el alto precio que le impondrán CiU, PNV y CC.
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LECTURA Y VISITA RECOMENDADAS
Manifiesto
"Israel y la defensa del progreso democrático en España"
http://www.aseiweb.net/images/MEspanol.pdf
Adhesiones: [email protected]
No puedo estar más de acuerdo contigo, Manuel. A mi me parece bastante centrado y razonable Rajoy. Incluso puedo estar de acuerdo en que sería un buen presidente. Pero, como a todos, les falta generosidad. No se puede ser presidente a cualquier precio y, pactar más con los nacionalistas, creo que ya sería un precio excesivo.
Debería estar dispuesto a no gobernar. Preferiría un pacto de gobernabilidad PSOE-PP para que gobierne el más votado sin necesitar a los nacionalistas. Aunque se maten a insultos, pero que se permitan gobernar.
Al final, sólo se puede gobernar sin el chantaje nacionalista cuando se tiene mayoría absoluta. De lo contrario, siempre es un ceder sin fin. ¡Y siempre se cede en la misma dirección! ¿Acaso alguna vez se ha ido en la dirección contraria? No. Ni siquiera en épocas de mayoría absoluta.
No sé cuál puede ser la solución. La verdad.
Publicado por: El Viajero | jueves, 26 abril 2007 en 02:00