Es raro que De Juana Chaos se llame José Ignacio y no José Antonio, nombre que a su padre, un condecorado jefe falangista burgalés, le evocaría a Primo de Rivera, “El Fundador”.
Hace poco que el periodista Pablo Ordaz rescataba los orígenes familiares del sádico asesino en serie al que los nacionalistas violentos presentan como ejemplo de las recias virtudes raciales vascas.
Fallecido su padre hace bastantes años, su familia la formaban su madre, hija de un oficial melillense del ejército, y su hermana Altamira, casada con el hijo de otro militar, asesinado éste por ETA.
Y cuya viuda atendía en sus últimos años de vida a su consuegra enferma de alzheimer, la madre de Iñaki y de Altamira.
El psicópata multiasesino, pues, pertenece a uno de esos clanes endogámicos y patrióticos que antes se veían mucho en medios militares, y él mismo se hizo ertziana, quizás por amor a las casernas.
Lógicamente, este montaraz Hannibal Lecter, que se daba banquetes para festejar los asesinatos de ETA y reía enloquecidamente ante el dolor de las familias de las víctimas, es un caso para la investigación psiquiátrica.
No porque su inventada identidad sea incompatible con la española. Es que sin tener ni gota de sangre vasca escribe reclamando venganza contra “los españoles que han corrompido nuestro antiquísima patria euskaldún”.
Conociendo sus contradicciones el gobierno podía haberlo licenciado aplicando la psiquiatría: por psicópata antropófago, por vengarse de propio su linaje, o por esquizofrenia edípica de quien necesita “matar al padre”, ahondando en Freud.
La torpeza gubernamental es haberlo premiado por seguir una estupenda dieta hipocalórica que resultaría carísima en la clínica Incosol de Marbella.
Ahora, él se ríe enloquecidamente de todos sabiendo, como muchos ciudadanos, que ha herido seriamente al Estado.
Creo que si se li hiciera un análisis siquiátrico a cada etarra nos saldría una sociedad de locos, y que lo que dice de De Juana está muy ampliado en el Interviú que acaban de poner a la venta. Creo que fue de Fuerza Nueva.
Publicado por: Fernando LUCENA | martes, 13 marzo 2007 en 17:49