Queridos hermanos: nuestra misión es prohibiros la libertad de que os dañéis a vosotros mismos. Sin embargo, debemos reconocer compungidos que ha fracasado nuestra lucha por evitaros el alcoholismo.
Pretendíamos que adoptarais el talante zen de la Nueva Era y que cuidarais vuestro cuerpo, templo de paz y de solidaridad, pero vuestra afición al vino ha recomendado retirar el proyecto de ley que os ordenaba sobriedad.
En lugar de un país de dipsómanos, queremos que seáis ejemplo de pureza. Que seais el hombre nuevo, la mujer nueva y los-las bi, homo y transexuales-las nuevos.
Por eso hicimos también todo lo posible en nuestro Politburó para que vuestros pulmones permanecieran limpios de contaminación tabaquil y dictamos mandamientos que castigan ese vicio nefando en lugares cerrados.
Pero desde su insensata secta hostil la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, predicó liberalidad con este hábito y destruyó nuestra obra.
Exigimos que evitéis otra de las idolatrías del siglo: el consumo de hamburguesas, especialmente las gigantes. Porque pecáis contra la santidad de la sanidad al tragar elaborados de las cadenas de comida rápida, iglesias del vicio yanqui-imperialista, mientras rechazáis nuestra buena nueva dietética y antiglobalizadora.
Pronto os exigiremos que abandonéis la ingesta de colesterol. Os recomendaremos que rechacéis comer carne de cerdo, impuro animal, cargado de malas sustancias.
Deberíais seguir un ramadán para aprender a sacrificaros. Para que ayunéis, como De Juana Chaos. O que mantengáis una dieta similar, como la vicepresidenta De la Vega y la ministra Salgado. Y vais a aprender de una vez: os quitaremos los toros y el cocido con tocino, y os obligaremos a meditar mirando hacia la Moncloa.
Y si deseáis mantener algún pecadillo consumid la yerba que vendían los islamistas del 11M, e imitad a alguna presentadora de TVE que la fuma y pide drogas ante la audiencia.
Humos y polvillos son incienso sacrificial para nuestra mística New Age. Deberíamos legalizar su comercio –el consumo ya lo está—como propone nuestro hermano de fe, el consejero de Interior de la Generalitat de Catalunya, Joan Saura.
jajajaja: No vas desencaminado, no.
Publicado por: Mariano Planells | jueves, 01 marzo 2007 en 11:27