Leyes, leyes: acaba de aprobarse la de la Igualdad, y PSOE e IU, los partidos de las diputadas que daban saltitos ante el Parlamento gritando “¡Ista, ista, Zapatero feminista!”, apoyan formalmente que en España haya mujeres obligadas a cubrirse con burka, niqab y otras marcas de esclavitud sexual, denigrantes para cualquier ser humano.
El Gobierno exhibe su feminismo de escaparate con tantas ministras como ministros, pero oculta cuidadosamente que en la trastienda las mujeres con altos cargos no llegan al treinta por ciento.
Con excepción de la vicepresidenta, que hace el trabajo del presidente, y más, las mujeres-cuota sólo le sirven al Gobierno para hacerse propaganda, mientras segrega hombres más capacitados que las señoras de las fotos palaciegas en Vogue.
En EE.UU., establecieron la discriminación positiva para proteger del racismo a los negros y a otras minorías que eran rechazadas en trabajos o universidades. Pero las españolas son otra cosa: el 55 por ciento de los estudiantes universitarios, y en el curso 2005-2006, lograron el 59,8 por ciento de las titulaciones.
Las que deseen pelear en el mercado de la dirección empresarial o política, y en la brutal competitividad hacia la que inevitablemente va el mundo, más temprano que tarde dominarán lo que deseen sin necesitar cupos-matones, como si fueran inservibles.
Y ya veremos si esta ley de Igualdad se cumple, porque toda legislación patrocinada por este Gobierno se vulnera, como la antitabaco y demás genialidades.
Como la de la violencia doméstica, que debería escandalizar porque encarcela a numerosos hombres inocentes, y que no evita que siga creciendo el número de mujeres asesinadas.
Leyes: se aprueba la de Dependencia y no se dice que la Comunidad de Madrid, por ejemplo, ya aportaba más fondos para sus dependientes que los que destina el Gobierno para toda España.
Estoy absolutamente de acuerdo con usted, desde la primera hasta la última letra, y con indignación contenida por la hipocresía de quienes hablan de la mujer para esclavizar a las musulmanas, tan hundidas que son como los esclavos que no querían dejar de serlo por muedo a qué sería de ellos después. Estoy leyendo los libros de Ayaan Hirsi Ali de los que habló en un artículo. Qué mujer admirable, a la que todas las progresistas de verdad, que no son las progres, como usted dice, deberían leer también para saber cómo es el mundo islámico.
Publicado por: Anna Castelló | domingo, 25 marzo 2007 en 13:25